28 junio 2013

Pasion, trabajo y excelencia: Vaya par de gemelos.

Posted by Juan bueno On viernes, junio 28, 2013 5 comments
Leo en un suplemento semanal un artículo dedicado a un par de gemelos de 85 años que han dedicado la mayor parte de su vida al negocio familiar, una corsetería de las siempre. Ella cotizó durante 50 años y él 68. Y la crónica de un negocio humilde y las palabras de sus dueños me dieron una gran lección de management, que debería ser difundida como si de unos gurús se tratara.
 

Entre los dos hermanos acumulan 118 años de cotización ininterrumpida a la Seguridad Social. Todo un récord en esta época. Nunca han cobrado el paro. Si alguien se parara a hacer el retrato ideal del contribuyente español podría ser sin duda el de este Josep que lleva detrás del mostrador desde 1940.

Pero sin dejar de ser admirable todos estos datos lo que de verdad me cautivó de su historia es la sencillez con la que explica al periodista su forma de trabajar: “mi vida es levantarme cada mañana bien temprano, subir la persiana, dar un trato excelente a las clientas y no dejar escapar ni una sola venta”.

Estoy seguro que Josep nunca asistió a esos cursos de cualquier prestigiosa Escuela de Negocios, en las que en forma de curso de postgrado o Máster para directivos a lo largo de muchos meses te enseñan dos máximas: dar un trato excelente y no dejar escapar una venta.

El bueno de Josep desde su aplastante naturalidad nos ha dado una clase magistral encaminada en primer lugar a la excelencia. Esa concepción suya de cómo hacer las cosas es una expresión de candor y de sabiduría de los negocios absolutamente irrefutable. No concibe que se pueda hacer de otra forma. Y nadie le ha explicado el concepto de excelencia empresarial. Esa idea de perfección, de afrontar el trabajo cada día de forma sobresaliente y con una calidad superior es su única forma de entender la tarea cotidiana. Josep apenas ha salido de su pueblo, no ha subido en avión o en barco pero no duda en afirmar que el trato que han de recibir sus clientas tiene que ser óptimo. Claro ejemplo de que no hay que ser un hombre de mundo para saber cómo llevar un negocio con sentido común y espíritu comercial.
 
Todos esos conceptos de management no los ha asimilado el bueno de Josep tras las explicaciones de algún gurú. No, en absoluto. Ese ha sido su lema de vida. Y el amor al trabajo, la pasión cotidiana por lo que uno hace. Si pensamos en los grandes genios, en personas que han pasado a la historia en cualquier disciplina: la música, el arte o los negocios, veremos que todos han aportado pasión, trabajo y sin duda excelencia.

Tal vez tengamos que pedir al tendero de lencería (como él mismo se define) la impartición de un curso sobre su modelo de gestión. Seguro que lo haría encantado. Pura orientación al cliente.

Su segunda máxima la de “no dejar escapar ni una sola venta” es su tratado de orientación al negocio, a los resultados. Pero Josep tampoco ha estudiado Marketing ni técnicas de ventas, pero sabe que no debe dejar escapar a ninguna clienta que se vaya a comprar las medias o los botones a otro lugar. El ofrece un trato cercano, personalizado y asegurando la salida de todo el producto. Atiende a sus clientas, la organización del negocio y tiene un objetivo claro: sus ventas.
 
Josep no lo sabe pero atiende su modo de vida con esas palabras que hoy llenan muchas Empresas: tiene una  misión, una visión y desde luego unos valores (“las cosas bien hechas bien parecen”). Lo hace de forma intuitiva y permanente, está en su ADN empresarial. Ese que a veces nos cuesta tanto inculcar en algunos directivos.

El tendero ha trabajado toda su vida por encima de los estándares exigibles y con un compromiso de logro ciertamente inspirador.

Son las últimas semanas en la lencería de Josep. En breve se jubilará. Ha organizado unas atractivas rebajas que han provocado que su tienda esté llena de clientas que se las disputan. Las ha promocionado con el boca a boca por todo el pueblo. Pero la crisis también le ha golpeado. Y afirma que será difícil que pueda vender todo el género. Lo sobrante, lo que no le compren sus clientas fidelizadas a lo largo de años, lo entregará en Cáritas para los más necesitados. ¿Cómo se llama eso? ¿Responsabilidad social corporativa? El bueno de Josep no lo sabe pero en una página de periódico me ha recordado todo un máster.
 
Gracias Josep por estas lecciones de management desde la humildad de tu lencería de pueblo.

Juan F. Bueno

25 junio 2013

No hemos inventado el cambio

Posted by Juan bueno On martes, junio 25, 2013 2 comments

Ni el cambio ni otros asuntos de cierta relevancia de los que nos apropiamos con cierto descaro (con perdón). Hace unos días he participado en un encuentro de especialistas del mundo de los Recursos Humanos reflexionando sobre el futuro del empleo.
A esta sesión asistían los Directores de RR.HH. de unas cuantas Empresas de primer nivel. Unos con más experiencia que otros.
 

Reconozco desesperarme cuando oigo aseveraciones del tipo: “Estamos en una época de grandes cambios”, “No volverán tiempos pasados”,  “Ahora todo es distinto”, “Vivimos tiempos muy complejos y convulsos”. En fin, nada nuevo bajo el sol, al menos para los que ya lucimos canas.

La mayoría de los asistentes coinciden en un cosa: Que lo importante es lograr el Compromiso de los empleados para garantizar la supervivencia de las Organizaciones. Bueno, esto ya lo venimos diciendo desde hace unas cuantas décadas. No sé si me estaré haciendo mayor, porque al oír estas aseveraciones,  yo me pregunto ¿Alguien cree realmente que estas obviedades las hemos inventado nosotros? ¿Son patrimonio de nuestra generación?

Creo que hemos perdido en parte, la capacidad de  mirar hacia atrás de vez en cuando, y de aprender de nuestro pasado. Y si no lo hacemos así, estaremos una y otra vez, inventando la rueda. “Juan no hay que mirar para atrás, el pasado no vuelve” me decía uno de esos jóvenes directivos. Escuchar este tipo de afirmaciones, de manera categórica, me causan un cierto vértigo. La historia, los errores del pasado, los aciertos de otras épocas…. Todo es cíclico.

El cambio, la evolución y el aprendizaje han sido una constante en la vida del hombre. Es más,  puedo afirmar, sin riesgo a equivocarme, que han sido la principal razón del progreso. Las transformaciones han sido brutales a lo largo de la historia. Por eso a veces creo que nos miramos en exceso el ombligo, pensando que estamos en una época de cambios ¿Y cuándo no ha sido así?
 
Creo que es una enorme e incomprensible soberbia pensar que a nuestra generación le ha correspondido vivir una época de cambios profundos. La era de internet es un cambio tremendo. En efecto. Pero podemos echar la vista atrás y seguir asombrándonos.

Cuánta vanidad, no os parece? Creamos y difundimos modernas teorías de management que parecen llenar la boca de algunos  gurús de moda, cuando en la gran mayoría de las ocasiones, sólo reflexionamos sobre lo obvio.

Las redes sociales, en efecto y la forma de comunicarse es una revolución. Internet es un impacto brutal.
 
Vamos a hacer un viaje en la máquina del tiempo. ¿Nos podemos acordar de lo que supuso el invento de la lavadora? Algo tan limitado al ámbito doméstico ha sido una auténtica revolución en especial en la vida de las mujeres. No hace tantas décadas que las mujeres de este país cargaban con pesados cestos de ropa sucia al río o al lavadero municipal. Un auténtico alivio meter todo en un aparato que lavaba sin esfuerzo.
 
Y hablando de revolución y de transformación en la vida de las mujeres ¿Recordáis lo que supuso la píldora anticonceptiva hace unas décadas? Más que un cambio fue un salto que introdujo no solo una  metamorfosis total en las relaciones de las parejas, sino que permitió la  planificación profesional y de carrera de muchísimas mujeres.

¿Sois capaces de imaginar el gran impacto que causaron los primeros trenes en nuestro país? Las comunicaciones hasta entonces eran tortuosas e inseguras, en carros tirados por caballos, por caminos y carreteras que en muchos casos no merecían ese nombre. Con la llegada del tren empujado por potentes motores permitió los desplazamientos de una forma programada y con horarios. Los viajes se podían empezar a planificar con una referencia temporal y mucha gente podría acceder a trabajos o universidades, alejados de sus domicilios.
 
Mi abuelo me contaba cómo con la introducción de las ventas a plazos pudo optar a comprar una máquina de escribir Olivetti que alteró profundamente su forma de trabajar, pudiendo realizar informes y documentos con ella. La posibilidad de hacer compras fraccionando el pago dio lugar a un giro total por el cual muchas personas humildes podrían acceder a ciertos bienes, que en otro caso hubieras sido inalcanzables. Esto ayudó enormemente al acceso a la cultura a generaciones de clases humildes que, de otra manera se hubieran visto apartados de ser protagonistas de la historia moderna.
 
La mecanización de muchas de las tareas del campo liberó a los agricultores de algunas de las labores más penosas; el teléfono empezó una nueva era en las comunicaciones, acercando a personas que de otro modo no podrían establecer contacto. Y todo lo que vino después con los móviles. Instrumento sin el cual hoy no sabría vivir absolutamente nadie.

¿Alguien se acuerda de cuando las calculadoras no sabían dividir? Esto no ocurrió hace muchos años.

Y algo un poco más cercano: la irrupción de los ordenadores en nuestras vidas, incluso en las domésticas. ¿Quién se acuerda del Spectrum. Gracias al Sr. Sinclair muchísimas personas se adentraron en el mundo de la informática y sin costes de formación para las Empresas, debido a las largas noches de insomnio  de tantos y tantos usuarios  en sus casas?

Y las cámaras digitales, sin carrete que revelar (aunque aún está por inventarse la que supere la calidad del Kodacrome).

Ya sé que para muchos Directivos que hoy ocupan puestos importantes en las organizaciones, estas cosas ya estaban “puestas” en el mundo cuando ellos nacieron y por tanto, para ellos, su irrupción en un mundo intemporal, no tiene significado alguno.
 
Sólo quiero reivindicar con este post, que todas, absolutamente todas las generaciones han experimentado cambios profundos en sus vidas. Y como han sabido  adaptarse a los cambios,  adecuando su forma de pensar y actuar. Que es justamente lo que estamos haciendo en estos momentos. Las transformaciones son inherentes a la propia evolución de la raza humana. En general siempre ha costado aclimatarse a los cambios, siempre nos han desencajado en mayor o menor medida. Y esas generaciones de personas tal vez menos preparadas que la nuestra actual, también lo afrontaron y de tal forma que gracias a ellos, estamos hoy aquí, inmersos una vez más, en una nueva era de cambios profundos.

A veces hay que mirarse un poco menos el ombligo propio y echar un vistazo hacia atrás. Se gana en perspectiva. Y se aprende de las experiencias exitosas vividas por otros.

Juan F. Bueno
 

21 junio 2013

Un cumulo de despropositos

Posted by Juan bueno On viernes, junio 21, 2013 2 comments
Primer Despropósito: Hacienda ha reconocido un error al imputar la propiedad de 13 propiedades inmobiliarias a la hija del Rey. Parece una lamentable equivocación. Un desliz de alguien que ha comunicado datos inciertos. Así lo confirman, entre el estupor y la incredulidad, los verdaderos propietarios de esas fincas. En general gente humilde que no alcanza a entender cómo se ha podido dar semejante dislate.

 

El motivo alegado es que el DNI de la infanta aparecía de forma incorrecta asignado a esas propiedades. ¡Hasta 13 veces!. Y ojo, que el DNI de la Infanta es uno de esos que salta a la vista de cualquiera. Está claro que el error se entiende y se puede disculpar porque se repara, pero en tantas ocasiones resulta, al menos preocupante.

La perplejidad es la tónica dominante. Las declaraciones de Registradores de la Propiedad, Notarios, Hacienda…. Cierto es que la Agencia Tributaria maneja cada año millones de datos de millones de ciudadanos. Y quiero creer que esa imputación de datos se hace de forma automática, no creo que haya ningún funcionario metiendo a mano cantidades ingentes de datos en los que es fácil teclear mal un número y provocar un lío tan desorientador como éste.
 
Como es una máxima para mí analizar el lado positivo de las cosas, lo único bueno que vislumbro es que Hacienda afirma que revisará algunos de sus procesos para dar mayor fiabilidad a sus datos. Imprescindible. Alguien tiene que dar la cara y una explicación convincente porque sino se quebrará la confianza y la fiabilidad de una institución a la que no le tiembla el pulso cuando es el contribuyente el que se equivoca, se retrasa o sufre un “lamentable error al atribuir los datos”.

Repito: Errar es humano y no se pueden magnificar los fallos, pero hay que evitar desatinos como el que hoy nos ocupa que no hace ningún bien cuando aparece reflejado en los titulares de la prensa extranjera. No sé exactamente por qué pero esta situación me produce desazón y cierta incredulidad.
 
Segundo despropósito: La CEOE afirma que los 4 días de los que dispone un trabajador  por el fallecimiento de un familiar de primer grado es un exceso. Esto requiere ser matizado. Se trata de 4 días cuando el óbito se produce en una comunidad autónoma distinta en la que presta sus servicios el trabajador, ya que en caso contrario, son dos días. Dice que esto afecta enormemente a nuestra competitividad. ¿De verdad? Yo pensaba en ciertos abusos cometidos  en aras de la bonanza, en el estancamiento del mercado laboral, en una legislación poco flexible….
 
El responsable de Relaciones Laborales de la CEOE habla del enorme daño que estas ausencias "sin justificación" provocan en las Empresas e ironiza diciendo que se trata de una legislación de corte franquista. Ignoro si 4 días son mucho o poco. Porque según este directivo “los viajes deben hacerse con diligencia” (no he entendido bien si lo que quería decir era que se hacían "en" diligencia, lo que ya explicaría el dilatado tiempo). Supongamos que  una persona vive y trabaja en Cáceres y le comunican el fallecimiento de su padre en Orense. Claro que se puede viajar con diligencia y con prisas si hace falta. Pero probablemente el viaje ocupe casi un día. En coche se trata de cruzar el país de una punta a otra. En avión supongo que los aeropuertos más cercanos serán Badajoz o Sevilla y Vigo o Santiago de Compostela. Es un viaje en el que ese trabajador se ausenta de su trabajo para acudir a un duelo. Se suponen unas circunstancias difíciles. De cualquier manera, esta es una circunstancia que a la gente le ocurre muy pocas veces en su vida, por tanto, dudo mucho que esto pueda ser un problema, como el pretendido por el responsable de la CEOE.

La forma de reaccionar de cada persona ante esos momentos puede ser diferente: He conocido personas que se incorporan casi de inmediato a su puesto de trabajo porque la actividad laboral les ayuda a superar el trance. Otras personas se sienten más débiles ante esos reveses y les cuesta retomar el trabajo. Y la legislación lo que hace al respeto es recoger de forma genérica la protección de un derecho de los trabajadores que les permita acudir a rendir un último adiós a alguien cercano. Como siempre se trata de hacer un uso responsable de los derechos que nos amparan. Por eso no se puede culpabilizar de esa forma tan amplia a los trabajadores. Ni a la legislación. Ni a los empresarios. Hacer bien las cosas es responsabilidad de todos. De cada uno de nosotros de forma individual y como parte de un colectivo.
 
Lo que hay que evitar es el abuso, el mal uso. Y en eso si que tenemos que hacer un frente común. Con las bajas laborales, con los fallecimientos, con los permisos sindicales, o con las ausencias que no tienen justificación. Porque ese dinero sí que lo pagamos entre todos y constituye un fraude cuando se hace como coartada para conseguir ingresos o beneficios a los que, en justicia, sabemos no tener derecho.

Tercer despropósito: Veo algunas declaraciones del juicio de José Bretón. Aunque como muchos ciudadanos, tengo una idea al respecto, me sobrecogen sus imágenes con ese férreo control y una emoción que no me acabo de creer. La justicia tiene que hacer su trabajo. Y en algunos casos no lo tiene fácil. Los psicólogos lo definen como alguien extraordinariamente inteligente a quien le encanta ser el centro de atención. Lo ha conseguido. Es noticia de apertura de muchos programas.

Ya no menciono el cuarto despropósito porque este post será un poco largo y un mucho angustioso. Pero lo hay, y un quinto y un sexto.


Juan F. Bueno
 

18 junio 2013

Se vende por desolacion

Posted by Juan bueno On martes, junio 18, 2013 No comments
He pasado este fin de semana en un lugar de la costa mediterránea, muy de moda hasta hace poco. El ambiente siempre era festivo, lleno de gente, luces, actividades programadas, etc. Un típico lugar de veraneo en el que se hacía gala de lo bien que iba todo y se consumía, gastaba y disfrutaba con cierto desenfado.
 

El año pasado ya se notaban los estragos que había hecho la crisis y las vacaciones se ajustaban a periodos mucho más cortos; los restaurantes sólo trabajaban a medio gas y flotaba en el ambiente un acorde de moderación. La pescadilla que se muerde la cola. Ante la inseguridad del trabajo (para quien lo tenga) todos nos retraemos en el gasto por pura prudencia. Esa falta de consumo impacta directamente en el sector turístico: Hoteles, restaurantes, lugares de copas, actividades ligadas a los periodos de asueto (deportivas, de ocio, etc.). Esa contracción del gasto genera más pérdidas de puestos de trabajo y de nuevo empieza el bucle.
Harto complicado. 

Lo he dicho en otras ocasiones, soy optimista y luchador por naturaleza, pero en ocasiones las circunstancias hacen flaquear al más pintado.
 
En esta ocasión decidí comprobar cuál era el estado de las casas en venta y alquiler que ya estaban en esa situación el verano pasado. Entonces me sentí abrumado porque todo el vecindario tenía carteles colgados. Y el edificio de al lado y el de enfrente, y así se sucedían unos tras otros. Tuve la sensación de que toda la costa se convertía en un inmenso paseo marítimo a lo largo del Mediterráneo que se veía obligado a venderse al mejor postor. Cosas de la crisis.
 
Descubrí con cierto estupor que prácticamente los mismos pisos y casas seguían en venta. Hice varias fotos de la abrumadora oferta que había hace nueve meses y es prácticamente idéntica. Conclusión: No se ha vendido nada. Todo sigue igual. Realmente desolador.

Siendo esto claramente preocupante lo peor es que la tendencia no varía, sigue siendo negativa. El consumo no se mueve y la confianza ni está ni se le espera.
 
Las viviendas en venta forman ya parte del paisaje, lo demás lo completaban calles vacías (apenas unos jubilados extranjeros paseando), los chiringuitos semi vacíos y los pocos clientes pasando el día con una cerveza y el aperitivo de la casa. Poca alegría en el gasto y en el gesto.

Hacía un tiempo espléndido que aproveché desayunando en una terraza solitaria, en la que el camarero me animó a volver al día siguiente. Pocos clientes, pocos ingresos. Incertidumbre.

El periódico local dedicaba 9 de sus 12 páginas a casos de corruptelas y desmanes entre los políticos regionales. El resto era … la previsión meteorológica y los éxitos deportivos en la copa Federación.
 
Pensé que tal vez ese temprano fin de semana en la playa era una pequeña escapada de la dura realidad que nos golpea día tras día. Nada más lejos de ese pensamiento. Aquel paraíso no es más que una muestra, un espejo de lo complicado que se vuelve la cotidianidad en nuestro país.

Medio lleno o medio vacío. La realidad se impone. Aunque se pongan kilómetros por medio, la situación complicada que estamos padeciendo, sigue estando ahí, apenas se atenúa.
 

Pero como tantas cosas en la vida, está en nuestra
mano la actitud con las que decidamos enfrentarnos a ella. Dónde pongamos el foco. Decidir ser optimista o pesimista.

Nada se va a solucionar por adoptar una postura  u otra, pero permitirá vivir el camino de una forma diferente. Disfrutar en la medida que se pueda o sufrir sin remedio.

Mi atisbo de pesimismo ha desaparecido. Volveré en breve a pasar otro fin de semana deseando que haya más gente y que la economía muestre una cara más amable.

Algo muy agradable, el regreso a la capital es mucho más llevadero porque han desaparecido los enormes atascos de hace unos años. Sólo había que buscar algo positivo.

Feliz semana a todos


Juan F. Bueno
 

13 junio 2013

La decada dorada para encontrar trabajo

Posted by Juan bueno On jueves, junio 13, 2013 4 comments
Los 30: ¿Y qué pasa con todos los demás?
 
La semana pasada se publicó el Informe de Infoempleo sobre la situación del empleo en España. Algunas de sus conclusiones pueden ser esperanzadoras en la malísima situación actual: La oferta de empleo cae un 2,5%. La menor caída desde que empezó la crisis.
 

 
 
Otro dato destacado es que la oferta de empleo cualificado ha crecido casi 5 puntos en los últimos 3 años. Lo contrario ha ocurrido con el empleo no cualificado. Conclusión: La Empresa apuesta por el mejor de los talentos para hacer frente a estos momentos tan complejos.

Pero por más que repaso los datos, no me salen las cuentas, me fallan las matemáticas, la lógica o tal vez algo peor.

Es cierto que más del 50% de las ofertas van dedicadas al segmento de edad entre los 26 y los 35 años.

Por lo tanto hay que recordar que los mayores de 46 y los menores de 25 son los que tienen menos ofertas. Me parece un auténtico galimatías, porque más del 20% de las ofertas exigen una experiencia superior a los 5 años.

Confieso mi incapacidad para asimilar estos datos. Todos sabemos las cifras realmente escandalosas del paro juvenil. Si apenas hay posibilidades de encontrar trabajos interesantes para nuestros jóvenes, por ejemplo, universitarios, ¿Alguien me puede explicar cómo van a conseguir esos mínimos 5 años de experiencia para ser contratados? ¿Tiene este planteamiento alguna lógica, algún sentido?
 
Dice el informe que las Empresas buscan el talento. Me permito discrepar. Tal vez buscan jóvenes capacitados, sin duda, pero con una experiencia corta, dispuestos a trabajar sin descanso y por un salario mínimo y claramente a la baja. Porque nos tenemos que convencer de una cosa: El talento tiene que estar necesariamente ligado a grandes habilidades y una experiencia dilatada y es diferente, según los diversos puestos, sectores, etc.

Esos son los profesionales que pueden poner su valor añadido al servicio de las Organizaciones. Se han curtido a lo largo de unos años, han adquirido la práctica que da el paso del tiempo y pueden ofrecer sus destrezas con un nivel de "expertise" importante. Su aprendizaje está consolidado y gozan de una notable visión global.

Las Empresas, cuando descartan o ponen filtros por la edad (tener más de 45 hace que te sientas como un venerable anciano) están despreciando un importante conocimiento, experiencia y talento. Cierto es que esos profesionales son, o pueden ser "más caros", pero recordando el maravilloso refranero español. Casi siempre “lo barato sale caro”.

Cuando las Empresas recurren a la década de los 30, están contratando potencial. Esos profesionales están explosionando o lo harán en unos años. Algunos de ellos no lo conseguirán y otros alcanzarán un éxito rotundo. Y conviene saberlo. Porque hay sitio para todos, o debería haberlo.
 
Mi confusión es total, porque mientras tanto se habla de aumentar la edad de jubilación. ¿Hasta cuándo, si a los mayores de 45 se les considera ya fuera de muchos procesos por su edad?. ¿Van a ser parados estructurales durante 27 años?. Es un auténtico guirigay.

Y por otro lado, veo publicadas hoy 5 ofertas de una gran Empresa de este país, de las del Ibex. 4 de ellas son para puestos de becarios en diferentes departamentos. Ojo, me parece muy bien que se puedan hacer prácticas como becario. Perfecto. Lo que no me parece tan bien es que Empresas como ésas cubran 4 puestos de trabajo, reales, de plena dedicación, con becarios exclusivamente. Hay que destacar el gran aumento de "demandas de empleo" de becarios que ha tenido lugar en estos últimos años. Algunos de los anuncios dicen literalmente "Urgente, se precisa becario". Y yo no puedo más que preguntarme "que prisa les ha entrado a  algunas Empresas por enseñar la profesión a recién titulados".  Sinceramente, me parece vergonzoso.

Para darle la vuelta a esta situación, todos debemos colaborar, todos aportar lo necesario, pero veo que lamentablemente todavía nos regimos exclusivamente por el dinero, en muchos casos.  ¿Puede un becario asumir un puesto de responsabilidad en un departamento de una de las grandes constructoras de este país? Seguro que no. 
 
La única respuesta es que un becario es barato y no vincula a futuro a la organización.

¿Así como vamos a dinamizar el mercado de trabajo?

La época dorada es la de los 30. Pero ¿Sólo tenéis treintañeros a vuestro alrededor?
 



Juan F. Bueno

11 junio 2013

10.000 visitas al Blog: Una cifra redonda e inesperada

Posted by Juan bueno On martes, junio 11, 2013 6 comments
A finales del mes de marzo arrancó su andadura mi blog: "Un paseo por el mundo de los Recursos Humanos". Casi tres meses después, veo con cierta incredulidad la cifra de 10.000 visitas. Me cuesta creerlo porque a pesar de mi interés por las redes sociales, soy un novato en estas lides.
 
 
 

Me parecía que en esta etapa profesional llena de madurez y atesorando una dilatada experiencia, no podía vivir de espaldas a las nuevas tecnologías, que están cambiando nuestra forma de comunicarnos y desde luego, de relacionarnos.

Debo confesar que me decidí a emprender esta aventura lleno de ilusión y con la expectativa fundamental de poder compartir con otros profesionales, algunas de mis inquietudes, experiencias o simples opiniones. Todo ello rebatible y discutible. La sal y la pimienta del blog son los comentarios que me hacéis llegar cada día. Todos invitan a la reflexión. Algunos comparten sus propias vivencias y tiene una riqueza indiscutible. De todos aprendo. Es un lujo.

A través del blog he conocido a personas con inquietudes similares y a otras con planteamientos distintos. Es una actividad muy seductora. Una especie de escaparate público en el que vuelco una parte de mí, para compartir con otros. Desde la más absoluta humildad. Es un aprendizaje continuo, e inesperado. En ocasiones algunos post han generado polémica y una participación enorme y otros han pasado más desapercibidos.
 
Creo que mi pequeñísimo granito de arena es ayudar a difundir una imagen de mi profesión:  La gestión de personas, cercana, humana, muy próxima, explicada sin ambages.

Este post sólo puede agradeceros de forma sincera vuestro seguimiento y apoyo, vuestras observaciones y desde luego todas las críticas emitidas desde el respeto.

Sin duda esa cifra me anima a seguir por este camino con el mismo entusiasmo y emoción. Con cierto pasmo por esa cifra de seguidores, que ni siquiera me podía imaginar, en tan breve espacio de tiempo.

 
A finales del mes de marzo de este año, arrancó mi blog. Vuestro blog. Gracias a todos
 

Juan F. Bueno

10 junio 2013

Hoy toda la prensa nacional recoge en sus portadas con grandes titulares el éxito de ayer en Roland Garros. La final, de color español, tiene un nombre, Rafa Nadal. Y de forma unánime además se destaca no sólo la proeza deportiva, sino su talante. La actitud de un ganador humilde.
 

Esa victoria en el ámbito de lo deportivo es una dosis de optimismo, de ver cómo a través del sacrificio, el trabajo y la ilusión se pueden superar retos y disfrutar con ellos.

Los españoles necesitamos en estos momentos creer en el éxito, vivir triunfos, anclarnos en temas positivos que incrementen la ilusión, que nos hagan creer que no hay límites, que somos capaces. Si echamos un vistazo a nuestro panorama deportivo, hace  dos décadas nos parecería imposible algunas de las proezas deportivas obtenidas por deportistas españoles,  de las que hoy hablamos con relativa frecuencia.

Pero el éxito no es ni gratis ni fácil. Dicen los expertos que alcanzar el grado maestría en una disciplina requiere 10.000 horas de práctica. Conquistar en ocho ocasiones un torneo como el de la capital francesa, requiere una clara superioridad, pero ésta sólo se consigue gracias  al tesón. Es una larga carrera de superación. Nadal ha superado momentos duros: Una lesión complicada o la separación de sus padres, que anímicamente le afectó mucho. Podía rendirse, dejarlo pasar. Seguro que económicamente se lo podía remitir.

Sin embargo (y esa es la actitud que me parece admirable,  apretó los dientes y decidió luchar de nuevo por esa situación de dominio, que momentáneamente había perdido.
 
Las ganas, la fuerza por conseguir sus objetivos, le han guiado. Pero siendo estos aspectos notorios para mí, lo destacable es algo mucho más humano y por ende, lo más valioso. Se trata de su talante. La gloria no le ha transformado, sigue siendo un muchacho cercano, que conserva sus amigos, se mueve en un ambiente normal y lleva el nombre de nuestro país con orgullo y humildad al mismo tiempo.
 
Ese lucimiento que ha alcanzado por méritos propios, lo explica desde la sencillez, aludiendo siempre a aquellos aspectos que debe de mejorar y restando importancia a lo que le ha salido bien, como si ésa fuera siempre la consecuencia natural de las cosas.

Ese crédito que tiene a nivel mundial, se debe a sus triunfos deportivos, pero del mismo modo a un honor auténtico, real. Siempre transmite un profundo respeto por los adversarios y no se le conoce un mal gesto. A pesar de que sería fácil dejarse llevar por el malestar con un público como el francés, tan poco entregado a que las victorias deportivas en su casa se las arrebaten una tras otra. No lo hace. Al contrario dirige al público unas palabras  en francés, para agradecer al público su presencia.
 
 
Para ganar, hay que querer, creer y actuar. Sin estos requisitos el éxito puede convertirse en una quimera. Una frustración que nos acompañará. Porque nada es regalado en la vida, y mucho menos los triunfos profesionales.
 
Los comentaristas deportivos destacan la potencia de su saque. Yo destaco la potencia de su ACTITUD. Un muchacho sencillo, educado, asequible, que no se vanagloria de nada y que trata a su oponente con respeto y afabilidad. ¿se puede pedir más?

Sí. Vuelvo al título de mi post. “se buscan españoles con ese mismo espíritu”. Muchos, miles y miles. Seguramente tardaremos alguna generación en disfrutar las condiciones deportivas de otro Nadal. Pero sus cualidades humanas, su forma de proceder y su personalidad estable y alejada de excentricidades, son referencia para cualquiera de nosotros que desee alcanzar el éxito.

Que aparezcan muchos como él. Nuestro espejo puede ser el de ese gran deportista y mejor persona y no el de tantos facinerosos que pueblan nuestra "fauna ibérica".
 
Y un recuerdo para su contrincante, que se convierte en el perdedor de esa gran final, pero no olvidemos que es “el segundo mejor”. Tiranías del éxito.

Juan F. Bueno

08 junio 2013

Reinventarse: Moda o necesidad?

Posted by Juan bueno On sábado, junio 08, 2013 2 comments
La oleada de destrucción de empleos que estamos padeciendo, unido a las pocas perspectivas profesionales en muchos sectores, provoca que no pocos profesionales hablen de reinventarse. Parece de lo más actual. ¿Pero es una realidad, un mito o una necesidad?

Como en la viña del Señor, hay de todo. El mercado de trabajo está, digamos, profundamente herido. Pero tenemos que seguir viviendo y precisamos buscar nuevos horizontes. Hay profesionales que aprovechan este parón para ampliar su formación. Soy un ferviente defensor de la misma y creo que a lo largo de nuestra vida, hay que practicar la formación continua. Cuando alguien cree que sabe suficiente, se está acercando peligrosamente a su nivel de incompetencia. Pero a algunos de estos profesionales les asaltará la duda más que razonable de "¿Formarse para qué? ¿Mejorará mi empleabilidad? ¿Aumentará mi cotización? ¿Debo especializarme?". Serán algunas de las dudas que le surgen a mas de uno.
 
Este libro, de amena lectura, cuenta a través de 3 fábulas cómo se puede hacer un relanzamiento profesional cuando nos sentimos atrapados en nuestro mundo laboral. Trabajar en lo que a uno le apasiona, es un lujo, pero en la situación actual, en muchos casos se me antoja casi imposible. Sin embargo debemos recordar que somos útiles y aportamos valor en las organizaciones empresariales, cuando hacemos cosas en las que creemos, o nos gustan o nos motivan y que además, nos salen bien. Si alguno de estos elementos falla, nuestra aportación bajará exponencialmente.


Hay personas que buscan esa reubicación profesional porque están “desubicadas” si me permitís la expresión. Son personas que ocupan puestos inadecuados, por su formación, experiencia, actitud, etc. Para estos profesionales, ese cambio puede ser una bocanada de aire fresco. Pero siendo realistas, podemos decir que la mayoría hemos pasado por trabajos rutinarios, poco interesantes o para los que estábamos sobre cualificados. Y se pasa mal. Pero hace falta ser valiente para dar el salto. Y en ocasiones es preciso tener debajo la red de seguridad, para no poner en riesgo, por ejemplo, la estabilidad económica de la familia. En ocasiones (muchas) hace falta una proactividad un tanto osada.


Reinventarse, en toda la extensión de la palabra, exige actuar con arrojo, echarle mucho valor a la situación y confiar en las propias capacidades. Hay que empezar desde cero y con frecuencia desaprender.  Requiere un coraje especial. El ánimo y brío que hay que poner en un cambio tan radical, es grande, sin duda alguna. Mucha pasión y poco miedo. Pero si de verdad emprendemos la senda de algo que realmente nos guste, nos motive, nos llene; a la larga, vamos a ser recompensados, porque indudablemente, lo vamos a hacer bien. A veces, para adentrarnos en esta senda, necesitamos un pequeño "empujón" que nos saque fuera de nuestra zona de confort. Aunque posiblemente ese "empujón" no lo elijamos nosotros y nos venga de una manera súbita e inesperada y casi siempre en formato de decepción, dolor o rechazo. Esto podemos verlo como un problema o como una oportunidad. Si elegimos esta última, es cuando verdaderamente podremos entrar en la fase de "reinvención" con las energías y talante suficientes, para ser capaces de transformar nuestra vida y hacer realidad nuestros sueños.
 
Si miramos alrededor hay casos famosos: todos recordamos a un actor mediocre convertido en Gobernador de California y a otro actor en la Presidencia de Estados Unidos. Y casos anónimos no faltan: Veo en un programa a psicólogas reconvertidas en propietarias de cervecería, un arquitecto como cocinero de sushi o unos jóvenes ingenieros como profesores de actividades al aire libre en el madrileño parque del Retiro.
 
Las posibilidades pueden ser muy amplias, tantas como la imaginación, o tal vez la necesidad. Sea como sea cada uno de nosotros puede y debe buscar su camino.
 
A veces me pregunto también que ocurre con todos esos años de experiencia de los que se prescinde para empezar a demostrar todo, aceptar ser un novato. No es fácil. Hay que poner corazón, humildad y fuerza a partes iguales.



No puedo dejar de citar aquí el libro de mi admirado Mario Alonso Puig. Él constituye un ejemplo de reinvención, dejando a un lado una exitosa carrera como cirujano, para lanzarse a un mundo entonces para él desconocido.


Creo que hay dos razones fundamentales por las cuales nos podríamos lanzar a esa nueva aventura: Una es de índole personal, intentar ser más felices haciendo aquello que deseamos y la otra, de tinte profesional: ser más competitivo.

Parafraseando un libro de Pilar Jericó todas esas personas que emprenden, se reinventan o se reciclan son los auténticos “héroes cotidianos”.
 
Juan F. Bueno

05 junio 2013

Diario de un jefe toxico

Posted by Juan bueno On miércoles, junio 05, 2013 8 comments
Darío lanzó un enorme bufido y gritó “Carmen esta camisa está mal planchada, me gusta que los cuellos estén perfectos”. La chica bajó los ojos cabizbaja y musitó: ”sí señor, disculpe”. Se puso colorada mientras lo decía. Era una chica joven y no tenía mucha experiencia, pero trataba de hacer las cosas lo mejor que podía. Echaba de menos que cuando empezó a trabajar, hacía unos meses, en la casa, le hubieran dicho cómo les gustaba cada cosa, pero la señora estaba siempre de viaje y el señor le iba dando las instrucciones a gritos y a veces eran contradictorias. Ella también suspiró pensando que en unos minutos se iría al trabajo y ella podría trabajar tranquila. Todo le salía mejor cuando estaba sola. El cargaba el ambiente de negatividad y las cosas se torcían.



Darío salió como una exhalación, se tropezó con el portero en el rellano que le saludó a pesar de que él no le dirigió ni la mirada. Sacó el coche del garaje aflojándose el nudo de la corbata y se metió en el atasco de todos los días. No tardaba mucho en llegar a su trabajo, unos 20 minutos, lo que en Madrid era un lujo, pero se le hacían eternos y llegaba siempre muy estresado “todos los conductores son unos inútiles, no tienen ninguna habilidad al volante”.
 
 Se impacientó cuando el ascensor tardaba más de los 30 segundos habituales en llegar y entró en la oficina como una exhalación. Su secretaria le recibió con una sonrisa “Buenos días señor Gutiérrez, qué tal está?”. No contestó al saludo y le espetó “por qué has puesto hoy una reunión con clientes a las 12H? me viene fatal” y sin dejarla responder, se metió en su despacho dando un portazo. La sonrisa de ella se desdibujó en una mueca. “él mismo me pidió la reunión”, pero no se atrevía a replicarle. Nunca sabía cómo acertar. Echaba de menos que le hubiera explicado cómo quería las cosas, cómo había que gestionar su agenda. Pero nunca lo hizo y ella aprendía a base de equivocaciones constantes. Deseaba hacer bien su trabajo, pero Darío la ponía muy nerviosa. Cuando él llegaba, se cargaba el ambiente de  negatividad y las cosas se torcían.

Desde el fondo de su despacho, oyó un grito: “Quiero que venga a verme el Director Financiero con las cuentas del último semestre. Ahooraa”.

A ella le molestaba especialmente que hablara a gritos y no le pidiera las cosas por teléfono o llamándola a su despacho. No conseguía acostumbrarse.

 
El Director Financiero acudió raudo y molesto al mismo tiempo. Estaba participando en una call conference con los ingleses y les tuvo que dejar con la palabra en la boca excusándose por un asunto urgente. “No puede disponer así de nuestras agendas, sin respetar mis compromisos”. Cerró la puerta y se hizo el silencio.

La secretaria pensó: “ahora podré concentrarme y seguir trabajando”. No habían pasado unos minutos, cuando se oían los gritos y alguna palabra mal sonante que pronunciaba Darío acompañado de algún puñetazo. Se sobresaltó, pero siguió con la organización del evento de la próxima semana. Ella intentaba evadirse, pero el alto tono de la discusión se lo impedía. Se dio entonces cuenta que se había equivocado en el mail de convocatoria que había enviado. “Oh no. Está mal…. Cuando el jefe lo vea me ganaré una buena bronca”. Se dio cuenta que le sudaban las manos, intentó tranquilizarse yendo al baño.

El Director Financiero salía entonces del despacho pálido y cabizbajo. Estos enfrentamientos dialécticos con Darío, tan violentos, le dejaban exhausto, muy desconcentrado. Se volvió a conectar a su call pero a duras penas se enteraba de lo que estaban proponiendo. Pensaba que desde que Darío era su jefe había perdido mucha ilusión, ya no le apetecía ir a cursos para seguir progresando, ni enfrentar nuevos proyectos. Su trabajo de cada día le parecía una condena. Cuando él llegaba se cargaba el ambiente de  negatividad y las cosas se torcían.

Darío alzó la voz para llamar a su secretaria, una vez, dos. No respondía. Salió enfurecido pensando “pero dónde diablos se ha metido esta mujer, nunca está cuando se la necesita”. Ella volvía secándose las manos y se disculpó azorada.
 
Le pidió una llamada y le espetó “no sé cómo lo haces pero cada vez que salgo no estás”. Ella levantó la mirada indignada, y se mordió los labios. “Qué injusto es todo esto, trato de ser la más eficaz, no molestarle en nada, adelantarme a sus necesidades…. Pero nunca consigo satisfacerle”. “Si no fuera por la hipoteca y mi hija no aguantaría en este trabajo, ni este trato pero qué voy a hacer? El mercado de trabajo está muy mal y al menos aquí tengo un buen sueldo, pero cada día estoy más triste”. Hacía dos años que trabajaba con Darío y se daba cuenta que aquella secretaria risueña, animosa y con enorme capacidad se estaba convirtiendo en una profesional insegura, apocada y dubitativa.

Estaba ensimismada en sus pensamientos cuando oyó otro grito desde el fondo del despacho: “Que venga el Director de Recursos Humanos ahora mismoooooo”.
 
Darío estaba furioso, ese Director suyo se las daba de moderno diciendo que había que cuidar a las personas y estaba preocupado por la motivación de la plantilla y el clima enrarecido que se estaba creando en la empresa. “pamplinadas” pensó.
 
Su secretaria pensó “Voy a empezar a buscar otra cosa”. El Director Financiero estaba viendo las ofertas de Infojobs de reojo. El Director de Recursos Humanos entró en el despacho. Pronto el tono de voz empezó a subir.

Cuando él llegaba se cargaba el ambiente de  negatividad y las cosas se torcían. Su secretaria repasó la agenda “Qué bien, mañana está de viaje” pensó al tiempo que sonreía tristemente.
 



Juan F. Bueno

03 junio 2013

Alpinista y Director de Recursos Humanos

Posted by Juan bueno On lunes, junio 03, 2013 No comments
Alpinista y gestor de personas. Puedo afirmar que son mis dos pasiones, una profesional y otra de ocio y ahora que reflexiono sobre este asunto compruebo cómo ambas tienen muchos puntos en común. Mi afición por la montaña viene de lejos, desde aproximadamente los quince años, o sea hace la friolera de un montón de años. Un tiempo más que razonable.
 

Primero eran salidas en pandilla a lugares próximos, por la sierra de Madrid y como mucho a Gredos.  Con el ímpetu y la fuerza de la juventud esas salidas al monte eran una válvula de escape. Me gustaba el ambiente que nos rodeaba, muchachos sencillos, deportistas, amantes de la naturaleza. Mi gusto por salir al monte con frecuencia se convirtió en costumbre. Con el paso del tiempo fui adquiriendo técnica, experiencia, y con mucho esfuerzo y poco a poco, material. Hace falta equipamiento de diversos usos: el de escalada (que incluye material técnico específico, tanto de uso individual como colectivo), el de invierno (al que hay que sumar piolets, crampones, raquetas, esquíes…). Y cada estación requiere además una indumentaria adecuada más o menos técnica.
 
Con los años recorrí medio mundo escalando y siempre en torno a este deporte, conocí al mismo tipo a gente, muy digna, recta, íntegra. Os preguntaréis por qué. Bueno en este deporte se ponen en juego algunas de las cualidades que después entendí que eran tan importantes en mi faceta profesional como gestor de personas.

Para ser capaces de escalar una montaña de las que acarician el cielo hay que estar preparados para aguantar muchas adversidades, frío, calor, cansancio extremo, lesiones, imprevistos. Y todo ello hace salir a flote la resistencia al estrés, la toma de decisiones (en más de una ocasión he tenido que hacer noche en alguna cumbre porque se nos ha hecho de noche. La última en el Midí francés;  decisión que probablemente nos salvó la vida, aunque pasamos la noche a 20 grados bajo cero), la resistencia a la frustración (cuantas veces he tenido que retirarme a pocos metros de la cima, sin llegar a hacer cumbre, porque han surgido imprevistos, casi siempre relacionados con la meteorología).
 
El deporte en general y la escalada en particular son esfuerzo, sufrimiento, superación, lucha por conseguir un objetivo, preparación para poder lograrlo. Como la vida misma. Una auténtica metáfora. Uno se hace escalador con el tiempo, hace falta dedicarle muchas horas. Como a mi profesión. A gestionar personas se aprende haciéndolo, no hay manuales. Hace falta conocimientos, pero sobre todo templanza, sentido común y sensibilidad. Las mismas cualidades con las que te enfrentas al coronar una montaña.

A ser Director de Recursos Humanos se aprende poco a poco, no se hace de la noche a la mañana. Hay que formarse, pero también ejercitarse. Es preciso poner en marcha proyectos, acertar y equivocarse. Repasar lo que no ha funcionado y volver a intentarlo. Experimentar y reflexionar.

Es lo mismo que para subir una montaña. No se hace del tirón, de una vez. Se hace poco a poco y se rectifica el camino a medida que se hace. La propia metáfora de la vida…. Y de la Empresa.

Cuando estás ascendiendo un monte o escalando una pared y alzas los ojos para ver la verticalidad que tienes por delante, te sientes pequeño, insignificante, humilde. La montaña me ha enseñado mucho. La escalada requiere una intensa preparación previa, tanto física como psicológica, nada se puede dejar al azar, porque te juegas mucho.

Eso mismo ocurre cuando gestionamos personas, creo que toda la preparación y el rigor con el que se trabaje, es poco. No se puede jugar con la motivación de las personas, con su dedicación, ilusión o entrega. Nada se puede dejar al azar, porque de nuevo te juegas mucho.

Y a lo largo de mi vida he visto algunos Directores que dejaban a la improvisación muchos temas, y después el resultado era, pues eso, regular (por no decir deficiente). Exactamente el mismo que el del dominguero que va a la montaña poco preparado. Ya sabemos cómo acaban muchos de esos casos, llamando a los servicios de emergencia. Pero en el caso del gestor de personas, lamentablemente no hay a quien llamar…. Tienes que ingeniártelas para resolverlo, pero ¡cuidado! Estamos hablando y actuando con personas.

Ya os he dicho que la montaña me ha enseñado mucho. Algunos lo consideran un deporte extremo. Como la vida misma. Como en mi profesión. Hay que elegir el proyecto, sopesar los riesgos y prepararse para afrontarlo.

Es un desafío a la fuerza, la resistencia y el sacrificio. Mi mujer en ocasiones me ha preguntado que se siente cuando se llega arriba. Es difícil de explicar. Es una situación de enorme satisfacción, moderada alegría (todavía hay que bajar), el cumplimiento de una ilusión tras haber alcanzado un objetivo. He sentido también esa misma sensación ante algunos éxitos profesionales, cuando veía el brillo en los ojos de mis colaboradores, tras alcanzar un reto que nos habíamos propuesto.

La montaña y la vida en general, es trabajo en equipo, confianza ciega en tu compañero de cordada, coordinación, resolución de problemas, toma de decisiones. Las mismas habilidades que se requieren en nuestro entorno empresarial.

La inexperiencia, la falta de planificación y gestión, o la selección de un equipo inadecuado en la montaña, pueden conducir a un resultado fatal. En la vida de un gestor de personas, también.

Juan F. Bueno

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