02 diciembre 2013

El talento senior, el mentoring y los Telemacos

Posted by Juan bueno On lunes, diciembre 02, 2013 2 comments
Una mujer, profesional de indudable valía y de gran trayectoria en el mundo del periodismo especializado, asistía hace unos días a uno de nuestros seminarios sobre Gestión de Equipos con la ilusión y avidez de conocimientos que lo haría una joven recién licenciada. Sin embargo esta profesional de aire sereno era ya portadora de algunas arrugas que no eran más que el reflejo de muchas, muchísimas horas de trabajo, proyectos, desvelos, formación, en definitiva horas de vuelo, años de carrera y un sinfín de conocimientos técnicos, amplio entendimiento del mercado con todos sus vericuetos y una meridiana percepción del sector y su devenir.
 
 
 
Como el resto de personas que asistían al seminario, con  actitud aplicada,  me pregunta al final: Juan “¿te puedo enviar un artículo que publiqué sobre el Talento Senior? Es que creo que las mujeres nos tenemos que reinventar”, han dejado de ser una excepción en nuestro mercado laboral. E incluso puedo ir más allá y dejar de lado la cuestión de sexo. Hombre o mujer.  Poco importa! Lo realmente aterrador es que estamos dejando escapar el talento por las rendijas de la incompetencia. Porque estamos en manos de managers más preocupados por los números que de las personas, perdiendo de vista que los términos económicos son sólo soluciones cortoplacistas.

La fórmula que estamos aplicando en muchas de nuestra organizaciones no funciona; hay que gritarlo a los cuatro vientos. Empujamos a la calle a profesionales de primera, con un extenso bagaje que tanto nos aportaría en tiempos difíciles y en su lugar ponemos a gente más joven, a los denominados JASP. ¿Recordáis aquellos anuncios de coches que hacían alusión a jóvenes aunque suficientemente preparados?. No lo dudo. Pero no tan jóvenes. Nuestra generación de los treintaytantos  tienen que estar muy preparados. Ay de ellos si no lo estuvieran! No aguantarían en la jungla laboral ni un asalto. Pero es preciso recordar que el talento no es sólo conocimiento o cualificación técnica. Es alto desempeño y trayectoria. Es tiempo y experiencia. Y eso hay que vivirlo. Se siente. Se aprende. Se sufre. Se disfrute. Pero no es ni fácil ni rápido, requiere su tiempo, su proceso y su maduración.
 
 
Hace unos días asistí en el colegio de mi hija a una reunión de seguimiento de objetivos para el presente curso escolar. Se hizo una presentación de un interesante proyecto del centro, el nuevo departamento de comunicación y calidad y algún otro “peso pesado” del colegio, una institución seria y de prestigio. Esas comunicaciones, por parte de gente experimentada, con muchos años dedicada a la enseñanza estaban llenas  de color y de calor, rezumaban sabiduría dentro de un lenguaje sencillo y a la vez profundo que los padres captábamos a la primera. Hubo otras dos intervenciones,  menos afortunadas, de dos profesoras que ocupaban puestos de responsabilidad y que podían haber aportado desde su juventud un nuevo aire, pero sólo se quedó en una aportación escasa y un tanto fuera de lugar. Aludiendo a la disciplina y las regañinas propias de adolescentes a unos padres que, asumimos aquello con una cierta perplejidad.
         
Que se entiendan bien mis palabras. Pocas experiencias pueden ser mejores que las de una jueventud preparada con ganas de crecer y desarrollarse, de asumir proyectos y de salir adelante, de cambiar la sociedad y transformarse con ella. Pero ese proceso requiere tiempo y madurez, adquirir sabiduría y poder aplicarla, acertar y equivocarse. Cometer errores y aprender de ellos. Vivir aciertos e interiorizarlos.

Y ese profundo proceso del desarrollo del talento se puede vivir de una forma intensa a través de una herramienta muy útil que en ocasiones vendría bien revivir. El mentoring. Unir la sabiduría y el talento senior de la profesional con la que iniciaba este post ,con esa profesional de la educación, que sin duda goza de una buena preparación técnica pero con pocas habilidades sociales, escasa experiencia y desempeño titubeante, para que unos y otros puedan hacer el camino juntos, acompañándose en el devenir profesional en el que ambos, mayores y jóvenes se pueden enriquecer mutuamente y ambos saldrán ganando. Y nuestras organizaciones empresariales mucho más.

Ya lo dije en un post publicado hace un tiempo. No hemos inventado nada. A veces basta con echar la vista atrás con cierta humildad. Cuando Ulises parte a la Guerra de Itaca le pide a su amigo Mentor que cuide de su hijo Telémaco durante su ausencia.
 
Mentor se convertirá durante la ausencia del padre en el guía, consejero que le inspira, ayuda, aconseja, reta y desafía a lo largo de su aprendizaje y crecimiento personal y profesional. Toda una aventura para ambos. Precaución, el talento es escurridizo.
 
Juan F. Bueno
 

 

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