Errar es humano. Sus consecuencias, a veces tremendas.
En otra ocasión ya hemos reflexionado juntos sobre los errores y sus consecuencias. El error es humano y consustancial a nuestra actividad como personas. Tenemos que equivocarnos para tener la ocasión de rectificar, aprender y retomar el camino. Equivocarse para después acertar. Equivocarse para acumular experiencia, en definitiva errar para crecer. "Errare humanun es, sed perseverare diabolicum". Así lo afirmaba Séneca. Así lo confirma nuestro sabio refranero “el que tiene boca se equivoca”. Claro que sí, no podía ser de otra manera. Pero es que hay errores tan tremendos, algunos de esos que nos dejan sin respiración, impactados, bloqueados.
Algunos errores quiebran la confianza en el ser humano, nos hacen dudar y temblar ante sus nefastas circunstancias. Ya sé que generan aprendizaje y vivencias pero en ocasiones el precio es tan alto...!
Nuestras acciones como seres humanos son imperfectas. Estamos subidos a una espiral constante en la que hacemos y deshacemos. Analizamos y rectificamos. E incluso cambiamos nuestras referencias sobre lo bueno y lo malo, sobre acertar o equivocarse. Nada más complicado si hacemos referencia además a la moral, la ética, las normas, los usos de la sociedad, etc. Una acción reprobable a principios de siglo pasaría hoy desapercibida a los mismos ojos. Los tiempos cambian y con ellos nuestras referencias.
Pero hay errores garrafales, inmensos y sus consecuencias no tienen paliativos. Y se dan en cualquier ámbito. Los empresariales pueden acabar con ciertos proyectos profesionales y suelen acarrear pérdidas económicas (MCDonalds intentó lanzar una pizza de la que ya nadie se acuerda porque fue un patinazo memorable o Mattel cuando decidió modernizar la imagen de Ken, novio de Barbie, la muñeca más vendida del mundo. Rotundo fracaso que costó millones de dólares). Pero lo dicho, se pueden llevar por delante algunas ideas profesionales y se apuntan con sentido negativo en la cuenta de resultados de esas Empresas.
A Henry Ford le llevó más de 20 años de intentos acertar con el negocio empresarial de éxito. El camino a veces es largo y está lleno de dificultades. El temor al fracaso impide que muchos proyectos empresariales vean la luz. Sin embargo para un emprendedor es esencial admitir como natural el método ensayo-error. Por supuesto, no a tontas y a locas. Con estrategia y conocimiento.
El famoso caza talentos que después de hacer unas pruebas a los Beatles concluyó diciendo que “no tienen futuro, los cuartetos están acabados y su música no gustará a nadie”. Supongo que si vive todavía estará lamentando su escasa visión.
Un error puede ser según su naturaleza o sus consecuencias una falta, un desliz, un traspié, resbalón, descuido, equivocación, distracción, despiste, desacierto, desatino, disparate, equívoco, absurdo, aberración, errata, inexactitud, fallo, incorrección…. Dejo a vuestro criterio decidir cuál de estos sustantivos es el más adecuado a los siguientes errores:
Hacienda publicando las ventas que nunca realizó la Infanta Cristina por un supuesto error en la numeración de su DNI; Rajoy reconoce que se equivocó dando su confianza a Bárcenas (costoso fallo); el maquinista del tristemente conocido Alvia que descarriló en Santiago se despistó y esa acción ha costado una tremenda desgracia en vidas perdidas y en dolores que permanecerán; las autoridades marroquís se “confunden” de listas y se concede el perdón real a presos con graves delitos, entre ellos un pederasta con una larga condena pendiente de cumplir (enorme alarma social y problema jurídico de envergadura entre los dos países implicados); el ministro de educación plantea unas calificaciones para acceder a las becas que son inamovibles aunque unas semanas más tarde las modifica tras reconocer que tal vez se precipitó (claro impacto en la credibilidad); un buen número de ciudadanos se equivocaron al ser incluidos en ERES inexistentes porque sus empleos también lo eran (burrada de dimensiones épicas, perdonad la expresión, pero error me parece demasiado suave); ¿Alguien se acuerda del insigne Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil hace unos años al que por error se le ocurrió presentar un curriculum lleno de títulos y experiencias inexistentes?.
Algunos errores a pesar de empezar mal consiguen acabar de forma positiva: Pensemos en Cristóbal Colón, convencido de haber llegado a las Indias, cuando en realidad arrivaba a un nuevo continente por un fallo de cálculo en las distancias; en el ámbito empresarial los errores, devoluciones, quejas por calidad no hacen más que poner de manifiesto fallos de procesos o de producto, pero eso es lo que permite la mejora.
Este post sólo pone de manifiesto que el error es un concepto con dos caras, positiva y negativa. Lo que creo es que hay que agarrar y no dejar escapar el aprendizaje que lleva implícito, pedir disculpas por los errores, sólo en los casos que sirva de algo y saber que grandes errores han llevado finalmente a grandes aciertos.
“El único hombre que nunca se equivoca es el que nunca hace nada”.
Juan F. Bueno