09 octubre 2014

Hagan Juego.....

Posted by Juan bueno On jueves, octubre 09, 2014 No comments

Estando en una sesión de coaching con un cliente, decidió revisar algunas de las cosas que él creía habían marcado su vida de una forma crítica, y que las atribuía al azar o la casualidad… “De pronto pasó eso y…… y me vi envuelto….

Así empezó la sesión. ¿Juega un papel importante el azar en la vida, o es el proceso de toma de decisiones el que la dirige?.
 
 

Relató como en sus primeros pasos laborales estando en una multinacional, un amigo le dijo que había unas plazas públicas “de esas de toda la vida” y por estar cerca de su familia, en vez de seguir en otra ciudad menos confortable… que se presentó y … “de casualidad aprobé” ; si me hubiera tenido que quedar; me dijo:”quizás tendría que haber hecho nuevas amistades, quizás dejar a mi novia con la que estaba ya acostumbrado a estar aunque poco enamorado e intentar decir a quien me gustaba mucho en ese momento ¿lo intentamos?”.
 
Siguió contando, que cuando ella le dijo el día y la hora en que se tenía que casar, dijo: "¡vale!", asentí sin pensar demasiado: “Es que creo que había quedado una fecha libre por casualidad o cuando me lo dijo ya estaba todo hecho”. Dejó al azar su primer hijo… “no pusimos medios si venía bien sino pues bien también…” y un segundo: “de hecho tardó mucho, pensaba que ya no tendríamos más, a mi me daba igual, ella era quien lo quería”.  Siguió contándome que: La casualidad hizo que se quedara libre un puesto directivo y… ese día yo defendía un proyecto y estaba ahí… Y también fue azaroso que un día, con un tema de trabajo alguien me dio una referencia contesté un correo, y empecé a hablar con una persona que me hizo sentir de otra manera. “Disfrutaba mucho, en ese momento me sentía más querido, protegido, muy bien,  sin más”. Y fue la casualidad que mi mujer cotilleara mi móvil,  y me obligó a dejar esa relación… y… de casualidad me recomendaron venir aquí.

¿Casualidad o causalidad?

En un mundo en el que no se puede evitar vivir sumergido en cierto grado de incertidumbre, en el que por alguna extraña razón las consecuencias de nuestras acciones o de nuestras omisiones están a veces más allá de nuestro alcance de comprensión aparente, el hecho de confiar en la suerte es, en cierta medida casi inevitable para sentirnos mejor.
 
Solemos preguntarnos por qué nos pasan las cosas, en lugar de reflexionar acerca de para qué nos han ocurrido. Preguntarnos por qué es completamente inútil. Fomenta que veamos la situación de la misma forma, a veces como un problema y nos lleva a adoptar el papel de víctima y sentirnos incapaces.

Por el contrario, preguntarnos para qué, nos permite ver esa misma situación estrechamente vinculada con la responsabilidad. Una actitud mucho más eficiente y constructiva. Favorece que empecemos a tener en cuenta la oportunidad de aprendizaje vinculada a cualquier experiencia, sea la que sea.

La física cuántica define este proceso de azar, en los términos que “la realidad es un campo de potenciales posibilidades infinitas, pero, solo se materializan aquellas que son contempladas y aceptadas. Es decir, que ahora mismo, en este momento, nuestras vidas, nuestras circunstancias son el resultado de la manera en la que hemos venido pensando, decidiendo y actuando durante años.

En Oriente se llegó a esta misma conclusión en el siglo V antes de Cristo. La ley del karma afirma que “todo lo que pensamos, decimos y hacemos tiene consecuencias” lo que elimina toda posibilidad de caer en el pozo del victimismo. De ahí que en el caso de que cometamos errores, los resultados nos permitirán evaluar decisiones y conductas, pudiendo así aprender y evolucionar.
 
Y en paralelo, en el caso de que cometamos aciertos, estos nos permitirán verificar que estamos viviendo con cierto grado de comprensión, discernimiento y acumulando cierta sabiduría.

Esta es la razón por la que los sucesos que componen nuestra existencia no están regidos por la “casualidad”, sino por la “causalidad”.

Si hemos venido creyendo que estamos aquí para tener un empleo que nos permita pagar las facturas, si opté por dejar en manos de otro u otra sentirme querido o respetado, mantener o no una amistad, no darme por enterado de hechos, ceder a imposiciones o admitir condiciones… eso es precisamente lo que habremos diseñado para nuestra vida, con nuestros pensamientos, nuestras decisiones y comportamientos.

Por el contrario, si cambiamos nuestra manera de pensar y de actuar, tenemos la opción de modificar el rumbo de nuestra existencia, cosechando otros resultados diferentes. El simple hecho de creer que es posible representa el primer paso.

Nos suceden experiencias que por la manera en como nos afectan, se las atribuimos a la buena o mala suerte, al azar, o a la casualidad. Otras decimos que suceden porque sí, porque tenían que suceder y a otras simplemente no le prestamos ninguna atención.

Una decisión unida a la habilidad, el conocimiento, la intuición y el esfuerzo apartan a la suerte de la escena. Las cosas que salen mal dada la falta de esas competencias, o las que salen bien gracias al ejercicio de éstas no pueden achacarse a la mala o buena suerte. Los sucesos externos que forman parte de nuestra existencia suelen ser un reflejo de nuestros procesos emocionales internos. De ahí la importancia de conocernos a nosotros mismos.

 
Según la ley de la sincronicidad, “lo que nos ocurre, bueno o malo, está ahí para que aprendamos algo acerca de nosotros mismos, de nuestra manera de disfrutar la vida”.

¿Qué has aprendido de esas decisiones que dices dejas que tomen otros por ti?,  ¿Cómo te ves dentro de siete años ? ¿Qué haces para disfrutar de tu vida? le pregunté a mi cliente …
 
Mila Guerrero
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08 octubre 2014

El Ebola y las consecuencias de la Falta de Formacion.

Posted by Juan bueno On miércoles, octubre 08, 2014 1 comment
Cuando me dispongo a escribir este post, observo que el diccionario del Microsoft Word no contiene la palabra Ebola. Se trata de un vocablo desconocida que, lamentablemente todos tendremos que agregar.
 
 
Este mortífero virus y el contagio sufrido por una auxiliar de enfermería que atendió a uno de los misioneros españoles repatriados el mes pasado por nuestro Gobierno, ha conseguido que seamos noticia de apertura de casi todas las cadenas de radio y televisión  en Francia, Reino Unido,  Alemania y una innumerable lista de países. Así como portada de sus numerosos e importantes periódicos.

Nuestros colegas europeos se llevan las manos a la cabeza en un gesto mezcla de estupor y miedo, porque el temible mal se ha colado en nuestro continente sin respetar protocolos de seguridad ni operaciones de rescate dignas de la guerra de las galaxias.
 
Poco puedo decir yo sobre la enfermedad. Cómo se contrae o cómo se evita,  son temas sobre los que manifiesto mi más absoluta ignorancia y debemos dejar que las autoridades sanitarias se ocupen de ello. Esta ausencia de conocimientos, es bastante extensible a muchos otros sectores de esta nuestra sociedad, que, no nos engañemos, nos creíamos un tanto a salvo de esta enfermedad letal, sí, pero asociada en nuestras mentes y espíritus a negritos africanos.
                           
La evidencia nos ha golpeado sin piedad. La aldea global en la que vivimos no lo es sólo para los avances tecnológicos o las redes sociales, también los males de la salud viajan a velocidades endiabladas y un contacto, bueno o malo, se puede convertir en viral y dar la vuelta al planeta mientras alguno de vosotros lee este post.
 
No sabemos qué ha ocurrido, pero lo innegable es que algo ha fallado, hay una persona afectada, varias en observación, una alarma e incertidumbre que está en la calle y un sistema sanitario que se puede ver puesto en cuestión por algo que podría resultar anecdótico. Me explico. Claro que se trata de un tema grave, de una enorme repercusión internacional, muy mediático, de actualidad, con todos los ojos mirando hacia nosotros… un paso en falso será doblemente proyectado, analizado, revisado.

La sanidad española, una de las mejores del mundo, pionera y precursora en muchas técnicas y con grandes profesionales se verá, me temo, denostada, a causa de este episodio, que mezcla aspectos de crisis sanitaria con gestión política de sus responsables, lo cual casi siempre suele resultar un coctel de sabor desagradable, de regusto amargo.

Lo que me produce una enorme desazón en toda esta historia es que todas las declaraciones e informaciones que he oído a lo largo del día de hoy, coinciden en señalar que, que sea cual sea la causa de este contagio, el personal sanitario estaba deficientemente preparado para enfrentarse a una emergencia de este tipo; los protocolos eran complejos y la formación técnica había sido insuficiente.

En mi caso, por trayectoria profesional y por convencimiento personal siempre he defendido la formación de los empleados de las organizaciones como una de las más importantes herramientas de éxito y competitividad sostenibles a lo largo del tiempo. Sólo con una formación adecuada a los puestos, las personas y las circunstancias se puede hacer frente con garantías de solvencia a las dificultades que nos enfrenta nuestro quehacer cotidiano, especialmente si hablamos de un ámbito como éste, que afecta a la salud de las personas. Pero esta maldita crisis nos ha obligado a recortar, a pensar en la inmediatez, a posponer nuestra propia preparación….

La formación asegura la competitividad, el rigor y la imagen de solidez que proyectamos ante los demás, sean estos clientes, proveedores u otros países.
 
Por eso me ha entristecido que hoy España y el Ebola hayan sido noticia de portada en tanto periódico o telediario extranjero.

Que se recuperen pronto y bien Teresa y los demás posibles afectados para que pronto disfruten de una formación de primer nivel, sólida y de calidad,  que nos lleven a protagonizar una noticia sobre el aumento de la competitividad de los españoles. En el próximo BBC News. UK Edition.
 

May Ferreira





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