14 agosto 2014

El lenguaje empresarial en permanente renovacion

Posted by Juan bueno On jueves, agosto 14, 2014 No comments
El mundo empresarial no es ajeno a las modas. Más bien al contrario. Las tendencias y las preferencias de los directivos de las empresas, que podemos llamar, inspiradoras o innovadoras en cada sector, van marcando las tendencias o escuelas que las organizaciones siguen casi al pie de la letra. ¡y ay del que no siga la estela! Se queda fuera del mercado, sin duda!

 
 Y como fiel reflejo de esto, es el lenguaje que usamos en las Empresas, influido y casi subyugado a las tendencias impuestas. Y por extensión, no hay empleado, técnico o directivo que se precie que no se sienta fascinado por el uso de esos vocablos. Hace unos años era imprescindible el uso y la búsqueda desesperada de sinergias por todas partes y si no las encontrabas, era mejor ir pensando en retirarte a la pampa argentina. La palabra de moda era sinergia. Imposible encontrar una presentación, informe o memorando en el que sinergia no apareciera por doquier. Los ratios también debían acompañar al dominado directivo, ratios de los que fuera, si los había, fenomenal, y si no se inventaban, ratios, muchos ratios. Y si se podían unir ratios y sinergias, el éxito casi estaba asegurado.

El fascinado directivo también debía incluir en sus documentos a la moda performancias. Este concepto y palabra era un signo claro de ser no un hombre de moda, no, sino de ser un profesional a la última. O sea un directivo digno de moverse por Wall Street y hacerle sombra al mismísimo Donald Trump.
 
Posteriormente han ido llegando términos como Coaching! Sublime! Poco nos importa ya el origen de la herramienta ni las bondades de la misma. Su resultado en las organizaciones ha sido muy desigual porque su irrupción en las empresas ha sido un auténtico vendaval! Casi cualquier directivo podía ser coach y cualquier directivo que se preciara de serlo necesitaba tener un coach. Poco importaba su necesidad! Había que estar en la onda! “Coaching ontológico”, “Coaching de equipos”, “Coaching life”…, ponga un coach en su vida, y además a unos precios prohibitivos, así presumiremos que si es caro, es bueno!. Ya lo decía Machado “todo necio confunde valor y precio…”

Después vino la época de las call conference que nos tenía a todos liadísimos, menos mal que los managers teníamos muchos meetings y cada vez más se usaba la técnica del brainstrorming para generar muchas ideas y sacar adelante los proyectos.
 
Y lo que han cambiado nuestras vidas desde que sabemos dar feed-back! Que es algo que suena fatal. Te lo digan cómo te lo digan. Porque si lo hacen en español y recibes retroalimentación, pues la verdad no suena demasiado alentador, pero es que el vocablo, en inglés, parece que va a doler!

Y ¿qué me decís del lenguaje endiablado que se usa para evaluar a los empleados? “El desempeño de ese empleado no ha sido el adecuado”. El desempeño ¿de qué?. Eso a mí siempre me recordó a aquello que se hacía en la postguerra cuando la gente estaba muy apretadita de dinero y se iba al Monte de Piedad a empeñar el anillo de pedida de la abuela. El desempeño se producía cuando se iba a recuperar el anillo.

Últimamente no hay reunión, encuentro o presentación a la que asista en la que no escuche “poner el foco” y “dar valor”.
 
Hace un par de años todos hablábamos de “la prima de riesgo” con absoluta naturalidad, y desde luego no se trataba de ninguna prima de dudosa reputación. Hasta el punto se conocía esto de la prima de riesgo a nivel de la calle, que una famosa encuesta de la época, formulaba dos preguntas: En cuanto estaba el nivel de la prima de riesgo y quién fue el futbolista que metió el gol frente Alemania, que nos dio el pase a la final de Sudáfrica. El 75% de los encuestados acertó la primera pregunta y solo el 25%, la segunda.
 
Y  ¿Qué decir del “talento”? Una combinación de muchos factores, entre los que se encuentran las capacidades o la inteligencia superior,  por la que indudablemente todos debemos tener un sano interés y una ambición constante. Hay que desear tener a los mejores. Pero lo que estamos “padeciendo” con el talento es un auténtico empacho, cierta indigestión, estamos atiborrados: Hay que identificar talento, seleccionar talento, formar talento, retener talento, fabricar talento…. Realmente: ¿No estaremos atosigando a las organizaciones con conceptos llenos de modas y, en ocasiones, vacíos de fundamentos?
 
¿Qué será lo próximo?
 
May Ferreira




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