Así rezaba el título de uno de los boleros del trío Los Panchos “Alma, corazón y vida”. Su letra, de corte amoroso y melancólico me sirve para iniciar el comentario de una entrevista leída el pasado fin de semana en las páginas de negocios y empleo de un periódico de tirada nacional.
La entrevista fue realizada a Brian Underhill, Consejero Delegado de CoachSource. Underhill, uno de los más reputados expertos norteamericanos en la disciplina del Coaching, de forma muy accesible y sin ambages, explicaba los beneficios del Coaching en las Empresas y, desde mi punto de vista, desmitificaba también los efectos a veces casi “mágicos” que se atribuyen al Coaching.
El artículo captó mi atención por dos aspectos que creo que hoy brillan por su ausencia en nuestras organizaciones: Sencillez y Sinceridad.
En la entrevista, Underhill expone las ventajas del Coaching de forma simple (ayuda a crecer a los componentes de tu grupo de trabajo) y, con franqueza (el jefe es la causa principal por la que una persona abandona Empresa).
La voluntad de querer hacer (bien) las cosas y la honestidad de aceptar que, en ocasiones es necesario desaprender, es elemento esencial para formar líderes.
Así lo he vivido y así lo he constatado en más de tres décadas de experiencia profesional. Y esos mismos términos confirma Underhill en la entrevista “algunas personas tienen habilidades naturales para el liderazgo, pero a otras tenemos que ayudarlas. La complejidad está en función de la disposición en cambiar actitudes”. Ahí está la clave. En aceptar con naturalidad que ciertos aprendizajes que eran válidos en el pasado y con los que incluso conseguimos éxitos, tienen que ser borrados y sustituidos por otros nuevos, más eficaces, más acordes con los tiempos que corren y que la sociedad demanda.
Para aceptar este planteamiento con sencillez es necesario ser un líder grande, un líder noble, un líder que crece junto a su equipo, que desaprende y evoluciona, que avanza orgulloso, enfrentándose a cada nuevo desafío. Y lo puede hacer acompañado de un coach o no. A veces los coach actúan como unos guías muy valiosos, pero no sirven de nada si el líder no tiene una disposición clara y precisa de adaptar sus actitudes y comportamientos.
El Coaching, e incluso el Mentoring pueden ayudar a los líderes a convertirse en excelentes, pero estos deben tener madera. No seamos ilusos. Lo que no hace ninguna herramienta de desarrollo (que yo conozca) es convertir en un líder a alguien que no tenga ninguna cualidad para serlo, o lo que es peor, que no quiera serlo.
Acabo como empecé, recordando el bolero, porque aunque parece más pensado para evocar romanticismo que Empresa, “alma, corazón y vida” sirven para evocar el amor, pero es indudable que los que nos comprometemos con nuestro trabajo ponemos alma en las organizaciones que representamos, corazón en el trabajo que hacemos y vida, mucha vida, entre las paredes de los centros de trabajo donde convivimos con las personas que configuran sus equipos.
Lo confirman las estadísticas año tras año: Cuando una persona deja su Empresa, lo que realmente está haciendo es abandonar a su jefe. Este (el jefe) es la causa principal de los bajas voluntarias en nuestras Empresas.
Lo confirman las estadísticas año tras año: Cuando una persona deja su Empresa, lo que realmente está haciendo es abandonar a su jefe. Este (el jefe) es la causa principal de los bajas voluntarias en nuestras Empresas.
Juan F. Bueno.
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