Punto y seguido, tal vez punto y aparte. En apenas unas horas
se acaba este año y se lleva el 13 que temen los supersticiosos. ¿Cuántas cosas
perdurarán? ¿Y cuántas experimentarán un cambio radical? Los que seguís mi blog
sabéis que soy un optimista persistente, y tengo mis baches, algunos de ellos
oscuros cual noche de invierno, pero siempre me aferro a ver la luz al final
del túnel. Aunque con cierta frecuencia, la realidad me coloca cada mañana en
frente de situaciones duras y ásperas cuando hojeo el periódico o simplemente
salgo a la calle. No hace falta más.
Por eso sé que resulta una estupidez agarrarse a esa falacia
dulzona que se crea en torno a las fiestas navideñas. Ignoro si realmente
creemos que en ese paréntesis de turrones, cordero, regalos y cenas. Las
personas imaginan que en esa magia, artificialmente creada por los grandes
almacenes y las campañas de Márketing, mejorarán los indicadores
macroeconómicos, la bolsa sube (bajo el efecto del típico rally de Navidad,
pero no sé si tiene que ver con los mazapanes y el capón de Cascajares; prometo
enterarme). Afirmamos que las cosas irán mejor, tu cuñada se volverá más
comprensiva y ya no te echará miradas asesinas cada vez que estrenas un traje
que te sienta fenomenal.
Aquel compañero de trabajo con el que se hace tan difícil
llevar a cabo los nuevos proyectos, comprenderá por fin, tu gran valía y
facilitará tu integración en el quipo además de permitir que se pongan en valor
tus habilidades. Por supuesto, tu suegra dejará de refunfuñar por cualquier
asuntillo menor. Y tu jefe, ay tu jefe, seguro que calcula la subida salarial
con ese programa para valoración de la Evaluación del Desempeño! Lo hará sin
duda alguna, valorando tus capacidades al alza, de forma positiva y augurando
una carrera prospera y brillante hacia la Dirección Comercial. El éxito está
cada vez más cerca!!!!!
Es probable que el año empiece con un mes de Enero soleado y
frío como corresponde a la estación del año en la que nos encontramos. Pasada
la euforia necesariamente empachosa de tanta fiesta familiar y recuperados los
estómagos de algunas aberraciones nutricionales (cenas de 5.000 calorías que
después hay que disolver con antiácidos) y alguna copa de más que después van a
parar a la voracidad recaudatoria de algunas administraciones, amanece un lunes
de normalidad, en el que los negocios levantan la persiana, los niños vuelven
al colegio. Sí, miraremos a nuestro alrededor. Con cierto sigilo.
En los estantes de los supermercados se retiran los últimos
dulces navideños, los papeles de regalo aparecen arrinconados en una esquina,
algunos abuelos despistados acuden a cambiar un juguete que compraron creyendo
que era la última novedad y el nieto ya lo tenía. No parece haber muchos
cambios. Unos operarios del Ayuntamiento retiran con cierta apatía las luces
mientras comentan que no han tenido suerte en la lotería.
En el bar del centro comercial suena la televisión. Este
momento económico nos ha enseñado un nuevo lenguaje en el que ya nos movemos
con cierta naturalidad, y dos señores mayores, seguramente ya jubilados,
comentan entre sí: “Vaya, a mi edad, me habían llamado muchas cosas, pero nunca
pensé que llegaría a ser un pobre energético”. O sea ese nuevo grupo de
personas que tendrán que elegir entre pagar la luz o comer…. Su compañero
asiente.
Otra noticia, este año han descendido de forma notable las
ventas de lotería. Increíble (espero que no haya sido por el tan polémico
anuncio televisivo). Y las cenas de Empresa.
Claro! Y las pequeñas empresas! Y los equipos que las forman! Si no hay
equipos, poco tendrán que salir a celebrar o a cenar. Es tan simple que casi
resulta estúpido afirmarlo. Aunque este es el panorama desolador que he
encontrado estos últimos meses en muchas Empresas, grandes y pequeñas y en
bastantes sectores, en autónomos y profesionales jóvenes y también en los más experimentados.
Empieza 2014 y tal vez tu suegra siga refunfuñando o muestre
su cara más amable; la Bolsa no remonte o nos vaya dando pequeños respiros; la
economía crezca de forma sostenida; el talento joven encuentre oportunidades;
las cifras del paro dejen de parecernos sonrojantes y vergonzosas; recuperemos
la confianza en la Justicia; en la Sanidad Pública; en los representantes
políticos; tal vez tu jefe siga siendo el mismo tirano de siempre o tal vez sea
capaz de comprender algún concepto como la motivación, la comunicación, el
desarrollo, o tal vez no…. Tal vez la familia sea tu “descanso del guerrero” o
haya que aceptar que, a veces, lo tenemos muy idealizado.
2014 es un año como cualquier otro. Cada uno construimos
nuestra vida día a día. Mucho de lo que ocurre está en nuestra mano, en nuestra
actitud.
Es innegable que nos pueden amargar el año y la vida el jefe,
la cuñada, el periódico y la evaluación del desempeño, pero lo que es
concluyente es lo que decidamos hacer con lo que nos ocurre. Eso es lo
realmente importante y en gran medida depende solo de nosotros. Como nos recordaba Mandela, somos dueños de nuestro destino.
Decía al principio que soy optimista por naturaleza. O por
convicción. O porque sí.
Bienvenido 2014.
Juan F. Bueno
0 comentarios :
Publicar un comentario