El liderazgo es la posibilidad de transformar la visión en realidad. ¿inspiras o transpiras? Aparentemente estos dos verbos no tienen nada que ver. Sin embargo creo que en este ámbito del liderazgo son las dos caras de una misma moneda. El líder inspira, es un seductor social que consigue que los demás cumplan sus objetivos. El jefe seguramente transpira, hace un gran esfuerzo con sus equipos, pero, el resultado puede ser…. mediocre, a pesar de los sudores y esfuerzos que probablemente dedique.
En ocasiones los líderes en las organizaciones no siempre están en lo más alto de la jerarquía, porque el líder que inspira es el que infunde el ánimo necesario y consigue unir a todo su equipo en torno a un objetivo. Ese “inspirador” logra influir de forma positiva en sus colaboradores y mueve sus voluntades en un único sentido.
Esto no quiere decir que el líder que inspira no transpira. Mirad la foto. El líder no tiene por qué tener una tarea fácil por delante pero sabe cómo provocar las ganas y la ilusión de los suyos y además, lo que es esencial, sabe cómo mantenerla a lo largo del camino. Cuando los ánimos flaquean él está cerca para ayudar a levantarlos.
La figura del líder inspirador provoca, desde mi punto de vista, una emoción muy importante: la admiración. Esa especie de embelesamiento que se produce cuando uno se enamora tiene un cierto componente de admiración, que para mí se repite cuando nos dirige un auténtico líder. Me parece imposible sentir respeto, profundo, real, ante un superior al que no admiro. Por la razón que sea, su valía técnica, su experiencia, su forma de dirigir, etc.
Sin embargo frente al jefe que transpira lo que brota es el acatamiento y no el convencimiento y el temor y no la admiración. Ese jefe que dedica mucha energía y voluntad a mandar, a hacer lo que él ordena sólo desprende normas y reglas. Impone y exige. Ese jefe que se empapa en su propio sudor realiza muchos empujes a costa de pedir, pedir y pedir. Y si las cosas no salen como quiere, reprocha, reprocha y reprocha. ¿Cuál suele ser el resultado? El inmediato, modesto en la mayoría de los casos. A largo plazo no existe ninguna adhesión al equipo ni a su responsable. Esas voluntades unidas a la fuerza se diluyen en cuanto surge la más mínima posibilidad de escapar, de buscar algo distinto.
Esto no quiere decir que el líder inspirador no tenga que dar órdenes o imponer criterios, claro que tiene que hacerlo y en ocasiones debe hacerlo, pero la clave está en cómo hacerlo. Mostrando compromiso con su gente, sus resultados y sus motivaciones. Ese líder inspirador camina al lado de su equipo y se pone delante cuando hay que iluminar el camino.
El jefe que transpira es soportado por los miembros
El líder dueño de la inspiración tiene además una visión global que permite que vaya alumbrando la senda por la que tendrán que pisar los suyos. Sin embargo le jefe que transpira sólo ve lo que tiene delante, y a duras penas, porque las gotas de sudor que caen desde su frente le hacen tener una visión borrosa.
Pero recuerda, el líder que inspira también puede transpirar. Dirigir no es fácil, y menos en los tiempos que corren.
Y tú, ¿inspiras o transpiras?
Juan F. Bueno
A mi me gustaría inspirar y estoy buscando la ocasión para demostrarmelo, me parece que es la única forma de alinear a un equipo de personas hacia una misma dirección.
ResponderEliminarAsí es, Josep. como bien dices es la única formar de alinear los objetivos de los colaboradores con los de la Empresa. Una herramienta potente puede ser la empatía. Ponerse en el lugar del otro, nos revela muchas pistas de por donde hay que ir.
ResponderEliminarMucha suerte y muchas gracias por tu comentario
Un saludo