Llevamos varias sesiones un cliente y yo trabajando para reducir sus conductas obsesivas y de ansiedad que le tienen bastante desajustado emocionalmente.
Cuando el viernes estaba recogiendo las cosas del despacho para irme a casa, he recibido un sms de un amigo dándome una noticia sobre la nueva pareja de su exmujer y hablándome con una buena carga de ansiedad y reiteración sobre lo que debería haber hecho mejor muchos meses atrás. Y volviendo a casa caminando he visto a una joven con el móvil en la mano gimoteando mientras decía … “no lo he hecho muy bien…”.
Creo que no estamos acostumbrados a oir una frase que tiendo a repetir con frecuencia a este cliente y a casi todos…”todo el sufrimiento y la agitación emocional de la que te quejas son innecesarios y además va contra la ética personal. El coste de provocarse sentimientos de hostilidad, decepción, rabia o tristeza, obsesión y hasta de autocompasión, llevan un coste, un esfuerzo y desperdicio innecesario, ¡qué despilfarro! no solo para ti sino para tu entorno, y además un auténtico sabotaje a la felicidad”.
Recuerdo que esto tambien se lo dije comiendo un día a una persona que estaba sufriendo mucho porque me insistía con cierta desesperación que a quien ella quería, no entendía el sacrificio que hacía alejándose para que no sufriera más, ni todos los que estaban a su alrededor. Yo no dejaba de sorprenderme con aquellas palabras que salían por su boca … “pero es que el niño es aún pequeño”, “pero es que la madre es mayor”, “es que el lio que se va a armar”, “es que el miedo a que luego no resulte todo lo bien que quiero”, “pero es que yo no lo he hecho como debía” …así, seguí escuchando eso de “como no lo he hecho tan bien como podría haberlo hecho, me merezco ahora sufrir las consecuencias…” ¡Qué de irracionalidad había en esa mente tan matemática y analítica que trabajaba con circuitos y conexiones IP!! y parecía que aquel crêpe de espinacas y pollo no la mejoraban en nada.
Creencias irracionales que dominan nuestra mente. Sentimos como pensamos.
Pensamientos saludables o insensatos generan sentimientos de ese calibre. No nacemos con pensamientos, sentimientos ni conductas específicas, las aprendemos, y las aprendemos de nuestro entorno más cercano. Y es más, podemos observarlos, revisarlos y modificarlos.
PRIMERA CREENCIA PARA SABOTEAR LA FELICIDAD
“Siempre tengo que actuar de una manera competente”
De lo menos realista este pensamiento. Como ser humano con cierta capacidad de elección, optas, escoges y a veces mal, la fiabilidad de una decisión “nunca” es “siempre” certera, ni en la ciencia ni en ningún otro campo, ¿por qué exigírtelo entonces a ti mismo?. Siento comunicar que es bastante ilogico pensar que eres sobrehumano y puedes ser siempre competente en todo, no lo eres. Es más, así siempre te exigirás más y te cargarás de más ansiedad poco a poco para ser cada vez más competente y llegarás a un estado de desajuste emocional por ese camino.
¿Demuestra esta creencia que por tenerla obtendré buenos resultados?, pues no, lo siento mucho pero no, aunque actúes siempre de forma competente puedes obtener malos resultados, porque otros pueden a pesar de todo tener celos de ti, intentar hacerte daño, comportarse de forma muy desajustada o injusta, dañarte y hasta castigarte, y además no comprender o compartir los mismos criterios de buenos resultados o pueden no ser conscientes de esa eficiencia y esperar otros finales que les vengan mejor.
A mis clientes siempre les digo que revisen esta creencia que se convierte en el caldo de cultivo de su malestar o sufrimiento, y que sigan estas pautas de análisis:
¿es realista esto que pienso?
¿es lógica esta creencia?
¿puedo demostrarla o puedo falsearla?
¿tiene sentido mantenerla?
¿demuestra esta creencia que el universo tiene una ley de merecimiento o inmerecimiento?
¿seré menos feliz si la mantengo?….
Aquella conversación que tras el crêpe de espinacas finalizó con una tarta de queso y un comentario mío de: ¡Que ganas de sufrir tienes hoy!, ¿has pensado que quizás eso que dices que es lo adecuado, lo que debe ser, otros pueden pensar que es una idiotez, y están esperando una cosa distinta?.
Apartó el plato con la tarta, dejó la cucharita y con un suspiro muy profundo soltó: ¡Ay que lío tengo entre lo que quiero hacer y creo que debo hacer!. Y llamando al camarero pidió sorprendentemente una gaseosa, yo esperaba como mínimo algo más contundente que le hiciera entrar en razón.
Dejo en la mesa para pensar … no hay escusas para no hacerlo y ser más feliz.
La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo. (Víctor Hugo)
Mila Guerrero
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