08 mayo 2013

El arte de hablar en público

Posted by Juan bueno On miércoles, mayo 08, 2013 No comments

Últimamente estoy oyendo de forma reiterada que algunos periodistas le reprochan al Gobierno que comunican poco y además lo hacen con escasa convicción.
 

Si es así, se enfrentan a dos dificultades importantes, porque el arte (sí, digo bien, arte) de hablar en público, con una impactante capacidad de convicción, es una herramienta imprescindible para desenvolverse con éxito en la actualidad, tanto en el ámbito profesional, como en el personal.
 
En algún post anterior ya puse de manifiesto la enorme importancia que tienen hoy en día esas denominadas “soft skills (nombre engañoso, porque no son ni fáciles ni comunes), para alcanzar un desempeño no sólo correcto sino triunfante.

La consecución de ciertos logros profesionales, está íntimamente ligado a cierto brillo oratorio. Y no me refiero con esto a destacar cual oradores romanos en la antigüedad, pero sí al apropiado uso de las técnicas de comunicación en sus diferentes manifestaciones.

Tener ciertos conocimientos y práctica al respecto, resulta ineludible para muchos planteamientos habituales en el ejercicio profesional: presentar un proyecto, convencer de una determinada idea, lograr apoyos para una nueva empresa, someter a valoración un nuevo plan, exploración de nuevas posibilidades de negocio, etc. Son numerosas las ocasiones en que habrá que poner en práctica las capacidades de oratoria, la elocuencia o la persuasión con un discurso conciliador, enérgico o práctico, según las necesidades.

Es un error pensar que la comunicación en unívoca o sólo responde a un patrón. La comunicación es, o debería ser, esencialmente adaptativa en función de dos aspectos: El objetivo que persiga (formar, informar, convencer) y el público al que va destinada.

Aunque seamos grandes conocedores del contenido de nuestra conversación, hay que utilizar diferentes herramientas, si nos enfrentamos a una conferencia (esencialmente divulgativa); si vamos a realizar una arenga (movilizar personas); una presentación (con fines comerciales o formativos) o si vamos a presentar un proyecto (con fines persuasivos).
 
En todos estos casos hay que adaptar el vocabulario, el tono del discurso, los criterios de razonamiento (pensemos por ejemplo en dirigirnos a unos posibles compradores o a los miembros de la comunidad de vecinos), el lenguaje (más o menos técnico o informal) y desde luego el estilo general.

La retórica usada en un caso u otro, deberá  ser más elocuente o más didáctica o cercana o grandilocuente. Hay que cuidar el verbo, la palabra, la expresión. Y de la mano va el lenguaje corporal, que deberá adecuarse a los diferentes estilos y momentos.

La comunicación tiene que adaptarse, transformarse en base a las necesidades y a los objetivos. Y creo firmemente en el principio de 80% de preparación y 20% de ejecución, aunque la realidad demuestra que  se suelen invertir estos porcentajes y la mayoría de los profesionales en nuestro país prepararan poco sus alocuciones. Puede parecer una pérdida de tiempo dedicar tanto a la preparación. Sin embargo pararse a pensar varios temas antes de hacer nada es casi obligatorio: ¿Qué pretendo conseguir con mi charla o presentación?; ¿Cuál es mi objetivo final?; ¿Cuales son las características del público al que me dirijo?; tipo de auditorio (no es lo mismo una pequeña reunión que un gran auditorio)  y tiempo del que dispongo.

Todos estos aspectos pueden parecer obvios, pero mi experiencia y trayectoria en diferentes Empresas me ha permitido ver cómo grandes técnicos, verdaderos conocedores de sus materias, daban una pésima imagen a través de una mala presentación, que incluso podía hacer dudar de sus cualidades técnicas. Craso error.

Aprender a realizar una buena venta de proyectos o cualidades a través del dominio de técnicas de comunicación, es hoy básico. Ni siquiera nos podemos permitir no practicarlo.
 
 
Seguro que todos recordáis esa famosa frase que pronunció John F. Kennedy y que sobrevive a los tiempos. Todos tenemos en la cabeza discursos legendarios como los de Churchil, Martin Luter King o la dialéctica actual de Obama. Seamos realistas, probablemente no se trate de pasar a la historia, sino de ser eficaz, altamente eficaz en nuestro desempeño profesional.

Compruebo con cierta satisfacción, que los adolescentes de ahora empiezan a hacer sus pinitos con presentaciones en powerpoint delante de sus compañeros y profesores. Es un inicio, les acostumbra a perder el miedo escénico y a ver la comunicación como una herramienta y conocer su mecánica.
 
 
 
En el caso de nuestros gobernantes o en el de la oposición, o de la clase política en general no sabemos si comunican poco o mal. ¿O tal vez hacen ambas cosas?
 


Juan F. Bueno

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