El término emoción tiene su origen en el latín “motere”. Las emociones son impulsos a la acción. Son el motor que nos mueve. ¿Nos debería de mover, o realmente lo hacen? No es tan lejana laépoca en que se recomendaba a los hombres no mostrar sus Emociones en público; mucho menos llorar, eso era un síntoma de debilidad extrema…. Un tremendo error.
Ahora que parece que ya hemos facilitado a los hombres poder expresarse, pensemos en nuestras organizaciones empresariales. ¿Gestionamos las emociones? ¿Las expresamos, siquiera?.
Recordemos las emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y rabia. Hay numerosas clasificaciones y emociones que resultan de la combinación de esas cuatro básicas. Pero limitándonos a éstas, para hacer un análisis sencillo, ¿Realmente alguien cree que es posible que los trabajadores no experimenten en su día a día alegría ante un ascenso, por ejemplo; tristeza ante el despido de un compañero; miedo ante la situación económica que pone en peligro a su Empresa (y por ende los puestos de trabajo de sus colaboradores) o rabia cuando fracasa un proyecto al que había dedicado enormes esfuerzos?
Esas emociones a veces nos desbordan, cuando no las podemos controlar, y en otras ocasiones nos bloquean, cuando son incapaces de aflorar. Y eso nos ocurre en la vida personal y en la profesional, no nos engañemos.
¿Realmente alguien cree que cuándo entramos en el despacho, la oficina o la consulta nos desprendemos automáticamente de nuestro cerebro reptiliano que se queda cómodamente esperando en casa?
Las emociones se reflejan en nuestro cuerpo, tanto si las reconocemos como si no lo hacemos, tanto si les ponemos nombre como si somos incapaces de hacerlo. Todas tienen un impacto físico en nuestro cuerpo, que no podemos evitar, aunque sí gestionar o modular. Las emociones hablan de quienes somos y de cómo nos comportamos.
Las emociones están en las Empresas porque están en las personas y las organizaciones se integran por personas que piensan y SIENTEN. Sé que resulta un poco complejo ligar la cuenta de resultados a las Emociones, pero no dudéis que es así. Una Empresa con un alto grado de motivación, con un adecuado clima laboral, con un bajo nivel de conflictividad, tiene más posibilidades de alcanzar el éxito.
Dije al principio del artículo que las emociones provocan la acción en las personas y de igual modo lo hacen en las Empresas. Hay dos momentos en la vida de las organizaciones en los que creo que hay que gestionar más con inteligencia emocional: En momentos de cambio y cuando queremos fomentar la creatividad y la innovación.
Aunque ambos temas son los suficientemente amplios e interesantes como para dedicarles otro artículo, os propongo que pensemos brevemente en estas situaciones. Cuando hablamos de cambio en las organizaciones lo que proponemos es cambiar procesos o sistemas tras los cuales se encuentran personas. Con sus valores, creencias, miedos….. Quien sepa manejar todas esas sensaciones tan contradictorias tendrá en su mano el éxito.
Si nuestro objetivo es la creatividad e innovación necesitamos un líder que sepa ilusionar, imaginar el futuro, construir, visualizar sueños, hacernos partícipes de ellos, ayudarnos a pensar de una forma diferentes, rompedora…. ¿Todo esto dónde está ? ¿En la emoción o en la razón? ¿O en ambas?
Definitivamente no podemos negar el papel fundamental de las emociones en nuestras vidas. El líder actual debe crear y gestionar ilusiones, ya que sólo a través de la ilusión y la visión compartida se puede alcanzar un compromiso genuino, especialmente en estos tiempos difíciles que estamos viviendo.
Recuerda: alegría, tristeza, miedo y rabia.
Juan F. Bueno