26 marzo 2013

Los Recursos Humanos entre fogones

Posted by Juan bueno On martes, marzo 26, 2013 No comments
A mi mujer le gusta la cocina. Con mimo, con pasión, con mucha entrega. No le importa el tiempo que tenga que dedicarle, siempre y cuando el resultado sea el esperado. Un buen plato o un sabroso postre.
 
Trajina con sus utensilios, entre sofritos y aromas, en ocasiones escuchando música y otras veces ensimismada en sus pensamientos. Con paciencia, sin prisas.

Estaréis pensando sorprendidos al leer estas líneas, que tal vez  ahora me voy a dedicar a escribir sus recetas. No, nada más lejos de mi intención. Pero a veces la observo mientras cocina, y ese quehacer me lleva a una reflexión muy ligada con nuestros Recursos Humanos.

Esa cocina donde ella se desenvuelve es cualquiera de nuestras Empresas, grandes o pequeñas, poderosas multinacionales (con electrodomésticos de última generación) o modestas pymes (con ollas y sartenes algo desgastadas), pero en las que se cocina con un poderoso objetivo: que de ella salga un plato valorado y apreciado por nuestros clientes.
 
Todas las organizaciones empresariales, ya sean gigantes o diminutas persiguen dos cosas:

• Satisfacer al cliente para que tenga una experiencia agradable y vuelva (el tan mencionado Márketing relacional) y
• Obtener resultados económicos.

Para que ese potaje de vigilia que mi mujer cocina hoy sea un éxito hay dos claves: los Ingredientes y la Preparación. Ambos imprescindibles.

Vayamos por partes. ¿Cómo elige los ingredientes? En primer lugar repasa la receta que la tiene escrita en un cuaderno o la busca en un libro de cocina.  Últimamente las nuevas  tecnologías han invadido nuestra cocina y es frecuente verla conectada a Internet comparando recetas, leyendo blogs o incluso ilustrándose con algún video de alguna cocinera decidida.

Pensemos en lo que hacemos en las Empresas cuando hay que formar un equipo para un proyecto, por ejemplo. Debemos repasar la receta. Tenemos que revisar cuál es el proyecto al que se van a dedicar esas personas, con qué medios van a contar, cuál es el objetivo, cuáles las dificultades. Pensemos en términos culinarios: no es lo mismo hacer un potaje de bacalao que una bouillabaise, aunque ambos platos tienen en común el bacalao.
Ya tenemos claro nuestro proyecto-receta. Para elaborarlo es preciso buscar los ingredientes. ¿Cómo lo hace mi mujer? Dije al principio de este artículo “con mimo”. Y ahora añadiría “con mucho mimo”. Ha comprado espinacas frescas (más brillantes y con más sabor que las congeladas); tiene bacalao desmigado,  de buena calidad (0jo, no el mas caro, sino el de mejor relación calidad – precio); tiene una aceite de oliva virgen extra (ése es nuestro líder en la Empresa, el que está presente en todos los guisos y si se sustituye por uno de mala calidad, se nota de inmediato en el resultado) y por último no ha descuidado la incorporación de elementos más discretos como la cebolla, el ajo, el laurel, sin duda modestos, pero que  aportan el toque final al plato. No hay más que pensar en el staff de soporte en nuestras Organizaciones: Secretarias, Asistentes, Recepcionistas.  ¿Podríamos tener un gran equipo sin ellos? ¿O le faltaría el sofrito que le da el sabor a nuestra organización?

Nuestros dos ingredientes principales en este plato, son el bacalao y las espinacas. Dicho de  otra forma, tenemos que seleccionar a personas para nuestro equipo capaces, fuertes, orientadas a resultados, con grandes capacidades sociales, muy proactivas ante el cambio (hoy cocinamos ese plato pero mañana con los mismos ingredientes haremos otro distinto). ¿Y cómo las vamos a elegir? Lo deberíamos hacer igual que cocina mi mujer, con entrega, con mimo, con pasión, y yo añadiría con un enorme respeto por ese plato que queremos cocinar.

Y aquí tengo que precisar algo sobre el precio. No siempre vamos a poder comprar el mejor bacalao noruego, el de lomos más gruesos y blancos. No siempre vamos a poder incorporar a nuestra empresa el Técnico más caro o el Directivo más cotizado. Pero podremos elegir el que mejor se incorpore a nuestro plato. Como decía Antonio Machado “todo necio confunde valor y precio”. Nuestro bacalao cogerá mucho sabor y textura si le ponemos la salsa o las especias adecuadas. Los miembros de nuestro equipo se pueden convertir en los mejores con la formación adecuada, el apoyo, el mentoring, el coaching…. En definitiva, la salsa.

Y por último la preparación. Mi mujer lo hace a fuego lento, sin prisas. No le gustan los aparatos de cocción ultra rápida, el resultado nunca es el mismo. Hay que hacerlo sin quemar etapas. Así se organiza un buen equipo, con una selección adecuada, con la formación precisa y tratando a las personas con dedicación, esmero, y el tiempo necesario, para que se conozcan, se cohesionen e interioricen trabajar por un objetivo común.

Así se cocina nuestro potaje de vigilia, a fuego lento, con dedicación, probando, rectificando de sal, ayudando a los miembros del equipo a alcanzar su excelencia, a potenciar sus sabores.

Es cierto que el plato puede salir mal, se puede quemar o quedar demasiado soso o salado  en exceso. Pero no es menos cierto que eligiendo los mejores ingredientes y cuidando mucho su preparación aumentan exponencialmente nuestras posibilidades de que el plato sea un éxito.

Si los miembros de nuestro equipo reciben los estímulos adecuados seguramente podrán obtener mejores resultados.

“A comeeeer”. Me están llamando. El olor llega hasta mi despacho. Me voy a recrear, ya anticipo el sabor de cuchara que me espera.  También soy capaz de anticipar esos logros que podrá alcanzar mi equipo, con cuchara, con tenedor y cuchillo, porque seguramente la crisis y las circunstancias imprevistas les forzarán a cambiar de herramientas y los cubiertos serán otros.

 
¿Os he dicho que a mi mujer le gusta cocinar?.  A mí me gusta formar equipos y llevarlos a su máximo desempeño.

Juan F. Bueno


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