Tras una cena con amigos, la tertulia del café deriva hacia la necesidad de tomar sólo eso, café. Ya casi nadie se atreve a tomar media copa si no tiene perfectamente organizado el regreso a casa con el cónyuge o el amigo que no bebe nada. Todos alabamos los sistemas que se ponen en marcha para reducir accidentes, pero al mismo tiempo era casi unánime la crítica de los asistentes hacia la voracidad recaudatoria de las autoridades municipales ante las más mínima infracción de aparcamiento en circunstancias ridículas. Suspiramos resignados aceptando que es una forma de saquear el bolsillo de los ciudadanos.
La indignación va subiendo de temperatura y empezamos a recorrer el boulevard del descontento. Todos y cada uno de nosotros tenemos varias historias reales en las que nos sentimos apabullados, vapuleados o o simplemente zarandeados por autoridades o empresas que pisotean nuestros derechos como ciudadanos, clientes y consumidores. Nos empujan y nos aplastan contra la pared. Gamonal no es sólo un Boulevard. Qué va! Es sólo la punta de un iceberg de profundo hartazgo de una ciudadanía a la que ya no se le puede robar ni engañar más impunemente.
El primero de los enfados monumentales era el mío: tras detectar un elevado consumo del agua de mi casa, y pedir al Canal de Isabel II (suministrador en monopolio del agua de Madrid) varias revisiones del contador (que tardaron dos meses en realizar) procedieron sin previo aviso a cortar el agua en mi casa la semana pasada, aún reconociendo la improcedencia de los recibos que habían emitido cuyo importe multiplica por 15 mi consumo habitual.
La contrariedad que produce esta situación no sirve de nada cuando se le explica a una empleada perfectamente entrenada para decir “es el procedimiento, no podemos hacer nada, si no paga no se restablece el servicio, bla, bla…”. En este caso el usuario debe de pagar una cantidad completamente exorbitante (más de 1.000 euros) para recuperar el AGUA (no se trata de ningún lujo), acreditar con un montón de facturas la avería y tras ese trámite, la compañía suministradora me dice que este importe se regularizará dentro de no menos (esperemos) 5 meses. El nivel de atención, de escucha y mucho menos de empatía, por parte del Canal de Isabel II fue nulo. Si tienes alguna dificultad y no dispones del dinero…. Vete echándole imaginación. Sólo encontrarás una señorita perfectamente adiestrada diciéndote las opciones que tienes, y cuando solicitas hablar con un responsable la respuesta es que no puedes hablar con nadie más!!!!! Supongo que alguien en el Canal debería tomar nota de estas actitudes y métodos. El lado positivo es que el Canal tiene tanto que mejorar que tienen una larguísimo camino por delante!
Unos amigos ponen en marcha una empresa, con su sobrino, joven, primera experiencia, se acogen a las ventajas de poco coste para las cuotas a la Seguridad Social. Qué bien! Se anuncian esas ventajas a bombo y platillo! Bueno, ehh, no es tan fácil, es que hay muchas excepciones, muchísimas, bueno en realidad pagar esa cantidad tan reducida de 50 euros se da en pocos casos, vamos poquísimos. En realidad les confirma el asesor fiscal que pagarán en torno a 6 veces más. Esto de las excepciones! Otro chasco más. También ellos se sienten un poco estafados.
Los recibos de la luz…. Ese slogan sobre “tu factura es transparente” provoca una carcajada sonora de todo el grupo. Que se lo digan a mi suegro. Tiene una casa en la playa a la que sólo va en verano y unos días en las fiestas de Navidad, bueno pues estas últimas fiestas nos reunimos allí parte de la familia durante una semana y se puso la calefacción para calentar la casa, de tres pisos… ha llegado la factura de más de 750 euros. El está jubilado y aún conserva el humor, cosa extraña viviendo en este país, pero decía que el año próximo nos metemos todos en un avión de esos low cost y nos vamos a pasar esos días lejos de aquí. Seguro que ahorramos dinero.
¿Y qué decir de cambiarse de operador de telefonía móvil? Ahí empieza un tortuoso camino por vericuetos de llamadas imposibles a empleados que sin un ápice de rubor confirman que el “sistema se ha caído desde hace 5 días y no tiene pinta de arreglarse” y mantienen esa misma respuesta día tras día. Eso era lo que afirmaba la compañía Vodafone cuando uno de nuestros amigos trataba sin lograrlo liberar el móvil de su hija para llevárselo a otra compañía, habiendo transcurrido más del doble de tiempo de permanencia. Fue imposible hacerlo. ¿El método recomendado por el nuevo operador, ante la imposibilidad de que Vodafone solucione el asunto? Pues uno muy eficaz, liberar el movil en la tienda del chino de la esquina que por 10 euros libera lo que haga falta sin someterse al yugo de esas empresas abusonas y prepotentes. Mi amigo se sentía humillado y abatido hasta que el chino sin mediar palabra le sonrió y en un santiamén le proporcionó su móvil liberado! Por supuesto Vodafone, que hará grandes campañas para atender con calidad a sus clientes sólo lo hace para captarlos, después, “se le cae el sistema”. Lo peor de todo fue el comentario final: "Si tengo algún problema posterior, el chino me da garantía, a Vodafone ni me atrevería a llamar, porque no estoy dispuesto a estar otros 5 días colgado al teléfono, para después vete tu a saber que respuesta me da". O sea, hemos llegado al colmo de la paranoia. El chino de la esquina nos ofrece más confiabilidad que Vodafone.
La noche seguía. Mi cuñada espera, desde hace casi dos meses una sentencia en un tema laboral, cuyo juicio ha tardado en celebrarse año y medio. Aunque los jueces deben dictar sentencia en cuatro días (según determinan las leyes que, parece que solo son de aplicación para los ciudadanos de a pié). Hace un par de meses que tengo una reclamación con Telefónica que no consigo arreglar y he debido hablar con unas 10 personas de diferentes departamentos. Otro de los asistentes cambió la alarma de su casa pero le siguen pasando los recibos de la anterior empresa a pesar de haber comunicado una y mil veces que se ha cambiado de Compañía…
La noche seguía. Mi cuñada espera, desde hace casi dos meses una sentencia en un tema laboral, cuyo juicio ha tardado en celebrarse año y medio. Aunque los jueces deben dictar sentencia en cuatro días (según determinan las leyes que, parece que solo son de aplicación para los ciudadanos de a pié). Hace un par de meses que tengo una reclamación con Telefónica que no consigo arreglar y he debido hablar con unas 10 personas de diferentes departamentos. Otro de los asistentes cambió la alarma de su casa pero le siguen pasando los recibos de la anterior empresa a pesar de haber comunicado una y mil veces que se ha cambiado de Compañía…
Me aflojo un poco el cuello de la camisa porque noto un sofocón, no sé si es por la cena. Desde luego no es por las copas. Tal vez por la conversación. Hay mucho de enojo en el aire. Mucho berrinche, cansancio. Las calles se llenan de protestas. Hay marchas pidiendo que se normalice el precio de la luz. La gente de Burgos no quiere el gasto inútil de un boulevard, mientras hay desalojos de viviendas próximas y se suprimen ayudas sociales (por falta de presupuesto...).
Hay mucho descontento detrás de todo esto. Tal vez hay mucho abuso y cualquier gota (como casi siempre, por absurda que parezca) puede desbordar el vaso. Vamos a tomar descafeinado porque nos sentimos ciudadanos zarandeados. Me dicen mis amigos escribe todo esto en el blog. Uf, necesitaría varias semanas para desgranar todo lo que han contado, y yo quiero hablar de Empresas y de R.HH.
Tal vez sea este el mejor termómetro. El boulevard de nuestro descontento.
Por cierto, en cuanto el chino se haga con nuestro sistema judicial dicta las sentencias en cuatro días. Y si no, al tiempo.
Juan F. Bueno