27 abril 2013

En los últimos meses estoy contemplando, con cierta estupefacción, la asombrosa indiferencia en los procesos de selección y reclutamiento en muchas  Empresas.  Veo con preocupación que, en los pocos puestos que se cubren con candidatos externos, el criterio fundamental de selección, es el coste.
 
El salario a la baja, naturalmente. ¿Cuánto hay que desembolsar? No, no, tiene que ser más barato.




Con este tipo de planteamientos lo que seguramente estemos consiguiendo es poblar nuestras Empresas de profesionales mediocres, a veces escasamente cualificados para los puestos ("ya se cubrirán esas carencias de alguna forma cuando y como sea") y sobre todo carentes de la experiencia necesaria. Lamentable.


Esa voluntad de ahorro a toda costa, está provocando una clara merma de calidad en muchos puestos directivos y técnicos. Está bajando de forma evidente la eficacia y la gestión. Las características o las aptitudes de esas personas, que están al frente de muchas organizaciones, están siendo sólo las justas para poder desenvolverse, pero nos estamos posicionando voluntariamente fuera de los círculos de la excelencia. Esto, sumado al recorte tan brutal que se ha producido en las organizaciones en las partidas destinadas al desarrollo de personas (formación), que será objeto de otro post en breve, está creando una combinación sumamente peligrosa para la supervivencia de nuestras Organizaciones, ya que a la falta de preparación inicial, no se le da un remedio adecuado. Y creo que la condición de excelente es la única que podrá garantizar nuestra supervivencia y éxito en una sociedad y un mercado tan ferozmente competitivo como el actual.
 
 
¿Estamos abriendo el bazar chino? Tenemos que ser conscientes de las oportunidades que nos da implantar un sistema como ése (profesionales más baratos y con menos experiencia, que también necesitan su oportunidad profesional), pero no hay que despreciar los riegos. Estos son muy grandes.
 
Vamos a vivir una experiencia profesional y personal desconocida. Pero intuyo que no merece la pena o que incluso, nos puede poner en una situación potencialmente complicada.
 
Asisto tan preocupado como perplejo a la transformación de nuestro mundo empresarial, en el que, con la que está cayendo (permitidme la expresión!) estamos apostando por el bazar del Todo a 100: menos calidad, menos experiencia, menos preparación, menor especialización y sobre todo, más barato.
 
 
Todo eso cuesta menos dinero (en el corto plazo) pero produce un peor resultado a futuro. ¿Nos lo podemos permitir precisamente ahora?. Desde mi humilde opinión, los directivos y técnicos que tienen el reto de sacar  adelante nuestras Organizaciones, en unos momentos como estos,  deberían de ser los mejores. Y para serlo hace falta tener una amplia experiencia, muchos conocimientos, enormes habilidades sociales y una gran capacidad de gestión del cambio. Y, por favor, no nos engañemos, eso cuesta dinero. Eso no se adquiere en las rebajas.
 
Este cambio se está produciendo con cierto sigilo, tal vez un poco oculto, porque estamos todo el día liados con los avatares de la crisis, pero esta situación nos impactará sin piedad, en futuro . Cierto es que esa huella no se dibuja hoy, no lo hace de forma inmediata, pero nos dará un auténtico golpe dentro de unos años, cuando recojamos los frutos de este embudo en el que nos estamos metiendo.
 
La economía, parece definir inevitablemente nuestras vidas, pero creo humildemente que esta idea de buscar trabajadores de gran responsabilidad, a precio de saldo, nos puede abocar a la agonía de  muchos de nuestros negocios.
 
Esta situación será una amenaza para nosotros sino hacemos algo por evitarlo. Estas personas "subcualificadas" para ocupar puestos relevantes en las Empresas, están generando otro problema, sobre todo en las contrataciones realizadas por Head Hunters. Como en muchos casos no producen el resultado esperado y se ven incapaces de cumplir los objetivos, están siendo "recambiados" por esas Empresas, que piden a quien les haya seleccionado que le proporcionen el repuesto, o sea, que se lo cambien  por otra persona, haciendo uso de la garantía. Es decir, las Empresas clientes están teniendo que recurrir a la garantía que ofrecen los caza talentos “si no queda satisfecho, le buscamos a otro directivo”. O sea, fracaso para todos (trabajador,  Empresa y casa de selección) y vuelta a empezar (retraso). Conozco bastantes casos así. ¿No nos da esto una pista de cuál debería ser el camino correcto?
                         
Me pregunto, ¿Merece la pena poner en una parte de la balanza el rigor, la profesionalidad y la experiencia sólo frente al precio en la otra parte de la balanza?. ¿ No es precisamente ésta una época en la que debemos desafiar a la crisis apostando por el talento? ¿Podemos aventurarnos a hacer las cosas lejos de criterios de máxima calidad y eficacia?
                                
Tengo serias dudas al respecto. Y concluyo este post recordando el refranero español, lleno de sabiduría y en ocasiones lapidario : “lo barato sale caro”.



¿Estamos dispuestos a tener directivos del Todo a 100? ¿O es preferible pagar algo más y comprar con garantía, por ejemplo, alemana?
 
Cada uno que reflexione sobre lo que le da más seguridad.
 
Lo bueno se paga, tiene su precio y da resultados. Lo contrario, NO.


 
Juan F. Bueno

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