24 octubre 2013

Sangre y Esperanza

Posted by Juan bueno On jueves, octubre 24, 2013 No comments
Estrasburgo, esa fría y bucólica ciudad, nos ha enviado en forma de sentencia un quebrantamiento de la esperanza. Y la Audiencia Nacional, probablemente obligada a acatarla, decide de forma rápida la excarcelación de una mujer (poco  importa su nombre ni su circunstancia) condenada a la friolera de 3.828 años por 24 asesinatos.
 
 
Sangre, mucha sangre ha corrido por las manos y la intención de esa mujer menuda que sonríe al verse en libertad. Está arropada por los suyos, que acuden a recibirla. Los familiares de sus víctimas no pueden ir a hacer ningún recibimiento a sus seres queridos. Sólo pueden llevar flores y recordar. Llevar flores y llorar. Llevar flores y no sentir consuelo.
 
Sangre y esperanza son poco compatibles. El cumplimiento de la legalidad supone una brusca disolución de la esperanza de todas esas personas que han sufrido de cerca el terrorismo. En los años 80 esa mujer pelirroja de falso aspecto inofensivo acabó con las vidas y las ilusiones de 24 personas, una detrás de otra. Sin piedad. Esa mujer pelirroja abría en muchas ocasiones el Telediario inundado de atentados y entierros. Sin arrepentimiento. Luchando por una causa. Pero ¿hay alguna que justifique arrebatar la vida con un crimen tan salvaje?. Pero no sólo uno, dos, tres, cuatro, cinco, doce, diecinueve, veintiuno, venticuatro…. Cuánto desgarro!
 
 
Ha pasado en la cárcel 26 años, su juventud se queda entre cuatro paredes. Ignoramos que habrá pasado con esos ideales. Sin embargo sus víctimas lo perdieron todo, la juventud, la madurez, sus seres queridos... su familia.
 
Todo descansa bajo tierra. Cumplir sin demora las indicaciones de Estrasburgo es un atropello para las víctimas. Para aquellos que sobrevivieron a sus maridos, hijos o hermanos y que conservaban la vana ilusión de que esas muertes no fueran inútiles. Que hubieran contribuido a una sociedad más justa. Baldío. Un atropello.
 
Estos sentimientos soliviantan la entereza de todas esas personas. Su equilibrio, su rectitud, su profundo respeto por la legalidad. Ninguno de ellos optó por la famosa Ley de Talión “ojo por ojo, diente por diente” porque sabían que así, todos tuertos. No. Esos familiares y amigos decidieron creer en la justicia que impondría el justo castigo por tantos asesinatos, por tanto dolor.
 
 
 
Esa certidumbre se ha roto con una sentencia que ha llegado de una ciudad, cada vez más fría y menos bucólica.
 
Estos delincuentes confesos y condenados salen de la cárcel arropados por sus seres queridos y solicitan discreción y protección en sus salidas. Quieren que les protejan esas fuerzas armadas que tantas veces han caído al asfalto salpicando su sangre, víctima de unos ideales trasnochados. Estrasburgo me parece cada vez más lejana y hostil. Aunque sus dictados se ajusten a la legalidad vigente.
 
Juan F. Bueno

07 octubre 2013



Este Sábado,  5 de octubre se ha celebrado el Día Mundial del Docente y me pregunto si pasará desapercibido. Tal vez sea así. ”¡Con el elevado número de problemas acuciantes que hay a nuestro alrededor, quizá no podamos pararnos a pensar en los profesores!”. Esta puede ser la reflexión de un ciudadano cualquiera en un lugar cualquiera. Desde mi punto de vista es un profundo error, un grave error.

 
 

La formación, la educación, la preparación de las generaciones venideras nunca aparece como uno de los problemas que preocupan a los españoles. Sólo hace falta ver las encuestas, que periódicamente se publican, para darnos cuenta de lo que más nos preocupa a los españoles: En la actualidad la crisis económica,  el desempleo, la clase política, la corrupción, etc.  y hace unos años, el terrorismo.
 
Pero ni entonces ni ahora estaban entre nuestras principales cuitas la educación. Este asunto parece de menor entidad frente a aquellos otros que afectan a la seguridad de los ciudadanos o la necesidad de comer todos los días y hacer frente a las facturas.

No obstante, lo urgente no puede ocultar lo importante.

Celebrar el Día Mundial del Docente, no es más que un sencillo homenaje o recordatorio hacia todos aquellos profesionales que se dedican a la formación de nuestros hijos, pero también a los adultos que siguen recibiendo formación a lo largo de su vida. ¿Se os ocurre alguna profesión en la que no haya que estar irremediablemente al día?.  Y la reciben de otras personas que ponen al servicio de los demás sus conocimientos y también su capacidad pedagógica.
 
Soy un firme defensor del crecimiento profesional y personal. Cuanto más sabemos, más se amplía nuestra capacidad de disfrutar y comprender todo lo que nos rodea. Cuanto más sabemos, más percibimos todos aquellos conocimientos que aún nos son ajenos. De manera impecable lo decía Descartes: "Sólo sé que no sé nada”.
 
Se trata, a mi modo de ver, de una profesión que está modificando su perfil clásico. Como se dice ahora, "se reinventa". Nuestros docentes actuales poco tienen que ver con aquellos maestros rurales del siglo pasado anclados en formas de aprendizaje hoy vistas como obsoletas.
 
Ahora nuestros hijos estudian con métodos más dinámicos, hacen juegos, simulaciones, preparan trabajos en grupo (imprescindible que empiecen a trabajar en equipo), hacen presentaciones, utilizan el power point (debería ser obligatorio adquirir algunas habilidades para hablar en público) y en ocasiones hacen la vida imposible a sus profesores. Educación (la que se recibe en casa) y Formación (la que te proporcionan en la escuela) con una base de valores comunes, compartidos entre padres y profesores, se me antoja indispensable para afrontar un futuro incierto y retador.
 
Ignoro si nuestros hijos y nietos lo tendrán más difícil que nosotros pero de lo que no tengo duda alguna es que cuanto mejor estén formados, estarán más preparados y dispondrán de más herramientas para conquistar el éxito o la estabilidad.

Oda al maestro: Es el día Mundial de los Docentes. Seguramente es más popular el día de la madre o de los enamorados, cualquiera de los de índole comercial.
 
Pero el del Sábado, fue un día importante. Y tal vez urgente.

Juan F. Bueno
                               
                    

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