31 mayo 2013

No quiero formar parte del monton

Posted by Juan bueno On viernes, mayo 31, 2013 4 comments
Este fin de semana tuvo lugar una conferencia dentro de la Gira del Optimismo de Robin Sharma, el autor de “El líder que no tenía cargo” en Madrid y seguirá otra sesión en Barcelona.
 
Sharma es un escritor y empresario canadiense reconocido a nivel mundial por ofrecer técnicas y estrategias para salir adelante en situaciones difíciles.

A lo largo de la charla proporciona un dato revelador : “cuando se ejecuta una idea propia segregamos dopamina”. Esta sustancia que puede segregar el cuerpo de forma natural tiene efectos sobre el sueño, el humor, la concentración y el aprendizaje. La conferencia estaba llena, y la entrada costaba 168 euros, lo cual demuestra que las empresas están interesadas en que sus ejecutivos tengan más destrezas y motivación en épocas complicadas, como ésta.

Séneca decía : “No es que no nos atrevamos porque las cosas sean difíciles. Es porque no nos atrevemos por lo que las cosas resultan difíciles". Y Sharma parece hacer de esta frase su lema particular. Nos anima a asumir pequeños retos cada día que favorecerán el crecimiento.
 
Parece que ha llegado la hora de sacar del cajón viejos proyectos, en algunos casos prematuramente arrinconados o de atrevernos con aquella idea que suponía un reto, un desafío. Pero no se trata de lanzarse sin más. En absoluto. Sharma dice que el camino al éxito pasa por una gran concentración y mucha planificación. De hecho él recomienda planear minuciosamente las acciones, en especial aquellas que nos conducirán a ser líderes de nuestra propia vida, y no víctimas.

Esta distinción está presente en todas sus conferencias. El sugiere que tomemos una decisión firme. Si somos víctimas lloraremos nuestra mala suerte, las pocas oportunidades que se nos presentan y buscaremos siempre un elemento externo que sea el causante de todos mis males. A la víctima le toca penar y acusar. Al mercado, a la economía, a mi jefe, a mi familia, a la sociedad. Penar y acusar. Es un mundo de color, digamos, gris.

Si somos líderes toca prepararse, planificar, trabajar, ilusionarse e ilusionar y todo ello para ganar o perder. Porque no siempre se gana. En ocasiones se pierde. Pero en esos casos lo que hace el líder es echar la mirada atrás, estudiar, analizar y concluir. El líder entonces echa la mirada hacia adelante para seguir, para volver a intentarlo. Para hacer camino de nuevo. El rol del líder puede ser cansado o no, gratificante o no, retador o no, posible o imposible. Pero el líder es dueño de su vida, toma sus propias decisiones y asume sus desafíos. No echa culpa, sólo analiza y resuelve.

Y esto no sólo es de aplicación en el ámbito empresarial, sino también en el personal o privado. Los retos o las apuestas que cada uno de nosotros asumimos en la vida cotidiana también nos pueden convertir en líderes de nuestra propia existencia. Y ya sabemos que sólo un líder que es capaz de dirigir su propia vida, sería capaz de liderar a otros.
 
No hace falta embarcarse en grandes aventuras empresariales ni en bravuconadas, para demostrarnos un enorme valor. Los incentivos deben  ser ajustados, realistas, a la vez que  ilusionantes y retadores. Y pueden empezar en nuestro entorno más próximo, con retos cercanos. Así empieza la senda del crecimiento.
 
De ahí el título de mi post “no quiero formar parte del montón”. Yo elegiré si el montón es de la vida personal, profesional o ambas. Los límites los pondré yo mismo.

Juan F. Bueno


 

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