Las Empresas son organizaciones con una determinada estructura, más grande o más pequeña. Organizadas gracias a equipos de personas (en un supuesto ideal, correctamente seleccionadas y formadas para el desempeño de su puesto) y orientadas a la obtención de beneficio económico en un plazo de tiempo determinado. Ni más ni menos.
Si nos paramos a pensar en las organizaciones empresariales que conocemos, veremos que cada una de ellas tiene sus peculiaridades propias, igual que las tienen las familias de las que formamos parte, o la comunidad o el barrio en el que vivimos.
Lógicamente hay muchos elementos comunes en todas ellas: la voluntad lucrativa, la organización de tareas, la disposición de bienes materiales y personas, etc. Cada una tendrá un objetivo diferente según el área de mercado en la que se integre, producción de bienes o servicios, etc.
En no pocas ocasiones he oído la frase "todas las Empresas son iguales” o "eso es lo habitual en la vida de las Empresas”. Y si bien estas frases tienen mucho de verdad, no lo son de forma absoluta.
Hay diferencias muy grandes entre unas y otras que deben de reflejarse sin duda en la gestión de sus Recursos Humanos.
Y esta afirmación, que por evidente podría ser obviada, es vital. Y es también la causa de muchos fracasos de las políticas de RR.HH., ya que con frecuencia se intentan importar modelos de unas Empresas a otras. Modelos que ya han sido probados o herramientas que fueron un éxito en una organización concreta y que se espera que funcionen en otras, cuyas características, cultura e idiosincrasia, son distintas.
Si alguno de vosotros cae en la tentación de hacer eso (lo que yo denomino el copio-pego), el traspié está garantizado. No me gusta dar consejos, sino más bien compartir mis conocimientos y lo que pueda ser útil de mi experiencia, pero si os dedicáis a importar y aplicar políticas de RR.HH. de unas Empresas a otras, pensad en la advertencia que estáis leyendo ahora "tiene muchas posibilidades de ser un fracaso”.
Las soluciones que puedan ser idóneas en una multinacional probablemente no serán entendidas en una Pyme y resultarán bastante ajenas en una Empresa familiar.
Pero voy más allá, incluso entre Empresas similares en tamaño u objetivos, hay que ser muy prudente en ese intento de "traslado" de políticas. Las organizaciones son heterogéneas porque están formadas por personas y cada empleado aporta su propia idiosincrasia, más allá de que nos adaptemos a las normas y procedimientos en vigor en cada una de ellas.
Por eso me planteo el título de este post, ¿tienen alma las Empresas? Tal vez esta cuestión se relaciona con lo que comúnmente se llama "la cultura" de la Empresa. Definirla no es cuestión baladí. Determina la “vocación” de la organización que va más allá de sus objetivos. Es la forma en la que se quiere conseguirlos. Dicho de forma sencilla: el cómo.
La forma de retribuir, promover o formar a los empleados dependerá en gran medida de la cultura de la Empresa y serán necesariamente diferentes, a veces incluso opuestas entre una multinacional o una pequeña organización. Políticas como, por ejemplo, la retribución flexible o el teletrabajo pueden adquirir toda su dimensión en una gran empresa muy tecnificada, pero serían inaplicables en una de pequeño tamaño, más de corte artesanal, tanto por el concepto como por el coste.
Por encima de las diferencias, el empresario debe asegurar que el empleado se encuentre en un ambiente en el que pueda desarrollar plenamente sus capacidades, con un entorno adecuado, con profundo respeto por su profesión y su condición humana.
De todos los aspectos que podríamos mencionar como necesarios en esa política general de Recursos Humanos destacaré el de la capacitación o formación.
Y lo hago porque en la situación actual la capacitación (más ligada a los conocimientos técnicos) y la formación (concepto más amplio que incluye conocimientos, habilidades y aptitudes) resultan imperiosas para mantener la competitividad de la Empresa en el mercado.
Creo firmemente que una de las mayores ventajas competitivas, sostenible en el tiempo, es la que se obtiene a través de empleados plenamente formados y adaptados, con un rendimiento adecuado.
En general cuanto más maduras son las organizaciones, mayor es su apuesta por el capital humano, que es realmente lo que aporta un valor diferencial a las organizaciones y elemento principal para garantizar la eficiencia.
De cómo la pérdida de valores está afectando a la marcha de nuestras Empresas en nuestro país y a las relaciones entre sus integrantes, será objeto otro post, que no me apetece tanto escribir, pero que la actualidad una vez más, nos impone.
Juan F. Bueno
tu post me ha hecho reflexionar, porque yo el alma de una empres la asocio con sus valores, con los principios que deben de inspirar a toda organización. Si ahora miramos a nuestro alrededor parece que los valores se han ido al cubo de la basura. Estamos en el momento del "todo vale", Cuántos atropellos se están cometiendo por ejemplo con la nueva reforma laboral? si las empresas tienen alma, últimamente la tienen un poco olvidada
ResponderEliminarGracias por tu acertado comentario. Las políticas representan la esencia de las Organizaciones, si efectivamente están construidas desde los principios (el alma) de sus componentes. Eso permite que las personas se identifiquen (más o menos, porque nunca llueve a gusto de todos) con ellas. Y esto es fundamental, porque si te riges por políticas con las que no te identificas, no hacemos más que seguir el "procedure" de una manera mecánica y porque toca. Y en esos entornos, poco se puede aportar y construir. Y, efectivamente, comparto tu opinión sobre los momentos que estamos viviendo en la actualidad. Parece que la Reforma Laboral lo que ha hecho es "abrir la veda" y todo vale. Y es urgente recuperar el respeto, que yo lo identifico como la base de los valores en la Empresa. Un saludo
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