07 octubre 2013



Este Sábado,  5 de octubre se ha celebrado el Día Mundial del Docente y me pregunto si pasará desapercibido. Tal vez sea así. ”¡Con el elevado número de problemas acuciantes que hay a nuestro alrededor, quizá no podamos pararnos a pensar en los profesores!”. Esta puede ser la reflexión de un ciudadano cualquiera en un lugar cualquiera. Desde mi punto de vista es un profundo error, un grave error.

 
 

La formación, la educación, la preparación de las generaciones venideras nunca aparece como uno de los problemas que preocupan a los españoles. Sólo hace falta ver las encuestas, que periódicamente se publican, para darnos cuenta de lo que más nos preocupa a los españoles: En la actualidad la crisis económica,  el desempleo, la clase política, la corrupción, etc.  y hace unos años, el terrorismo.
 
Pero ni entonces ni ahora estaban entre nuestras principales cuitas la educación. Este asunto parece de menor entidad frente a aquellos otros que afectan a la seguridad de los ciudadanos o la necesidad de comer todos los días y hacer frente a las facturas.

No obstante, lo urgente no puede ocultar lo importante.

Celebrar el Día Mundial del Docente, no es más que un sencillo homenaje o recordatorio hacia todos aquellos profesionales que se dedican a la formación de nuestros hijos, pero también a los adultos que siguen recibiendo formación a lo largo de su vida. ¿Se os ocurre alguna profesión en la que no haya que estar irremediablemente al día?.  Y la reciben de otras personas que ponen al servicio de los demás sus conocimientos y también su capacidad pedagógica.
 
Soy un firme defensor del crecimiento profesional y personal. Cuanto más sabemos, más se amplía nuestra capacidad de disfrutar y comprender todo lo que nos rodea. Cuanto más sabemos, más percibimos todos aquellos conocimientos que aún nos son ajenos. De manera impecable lo decía Descartes: "Sólo sé que no sé nada”.
 
Se trata, a mi modo de ver, de una profesión que está modificando su perfil clásico. Como se dice ahora, "se reinventa". Nuestros docentes actuales poco tienen que ver con aquellos maestros rurales del siglo pasado anclados en formas de aprendizaje hoy vistas como obsoletas.
 
Ahora nuestros hijos estudian con métodos más dinámicos, hacen juegos, simulaciones, preparan trabajos en grupo (imprescindible que empiecen a trabajar en equipo), hacen presentaciones, utilizan el power point (debería ser obligatorio adquirir algunas habilidades para hablar en público) y en ocasiones hacen la vida imposible a sus profesores. Educación (la que se recibe en casa) y Formación (la que te proporcionan en la escuela) con una base de valores comunes, compartidos entre padres y profesores, se me antoja indispensable para afrontar un futuro incierto y retador.
 
Ignoro si nuestros hijos y nietos lo tendrán más difícil que nosotros pero de lo que no tengo duda alguna es que cuanto mejor estén formados, estarán más preparados y dispondrán de más herramientas para conquistar el éxito o la estabilidad.

Oda al maestro: Es el día Mundial de los Docentes. Seguramente es más popular el día de la madre o de los enamorados, cualquiera de los de índole comercial.
 
Pero el del Sábado, fue un día importante. Y tal vez urgente.

Juan F. Bueno
                               
                    

2 comentarios :

  1. Comparto tus apreciaciones y me gustaría insistir en un déficit que citas y te invito a profundizar en él. Me refiero a hablar en público. La retórica como arte, incluso como técnica, (inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio) permite organizar y exponer las ideas de forma ordenada, coherente, inteligible para los demás y creo que esa es una carencia muy general a los españoles. La retórica no tiene nada que ver con la pedantería, ni con el ornato excesivo de quienes a fuerza de sobrecargar el discurso (oral o escrito) sólo pretenden que no se les entienda. Basta leer a Quintiliano para saber qué es (no tanto a Aristóteles que es más complicado de seguir). Y hablando de clásicos, "sólo sé que no sé nada" es frase de Sócrates recogida por Platón.
    Gracias por tu reflexión. Espero la del informe Pisa

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  2. Gracias, Anónimo. Efectivamente se trataba de Sócrates y no de Descartes, que como ambos son parecidos, pues se me debió de ir "la pluma"
    Sobre hablar en público, tienes toda la razón. Yo profundizo bastante sobre este asunto, pues me parece que es una de las grandes carencias que tenemos. Precisamente doy un seminario titulado el arte de hablar en público: Estrategias para seducir al auditorio. Te invito a que veas la información del mismo, siguiendo este enlace: http://www.amiando.com/DZDVDAV.html
    La próxima edición será el día 25 de este mes. Se imparte en el Club 567, c/ Velázquez, 12.
    Gracias, de nuevo y un saludo
    Juan Bueno

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