22 julio 2013

Reconoce a tu contrincante o lo pasaras mal

Posted by Juan bueno On lunes, julio 22, 2013 No comments
Hace unos días estuve en una sesión formativa basada en la detección de los perfiles psicológicos y su aplicabilidad en el mundo de la Empresa. Cualquiera de las herramientas que conozco (Eneagrama, Insigths ) se basan en clasificaciones de la personalidad fundamentadas en diferentes tipos preestablecidos y su interrelación entre ellos. Y no me refiero al famoso “conócete a ti mismo” de Sócrates, muy enfocado a aspectos de superación personal.
 
 
Estas herramientas que menciono, están encontrando su hueco en el mundo empresarial, porque todos sabemos la dificultad que entraña crear y dirigir un equipo y quien más quien menos, es consciente del déficit de buenos dirigentes que tenemos en nuestras Empresas.

Llevar adelante la vida de un equipo con éxito, requiere de una inteligencia intuitiva que pocos directivos poseen. No tiene nada que ver con la formación. Pueden ser los mejores técnicos. Imbatibles en lo suyo. Pero hace falta más. Por eso proliferan este tipo de modelos que pueden ayudar a una mejor gestión.  ¿En qué se basan?
 
No se trata de “etiquetar” o clasificar, porque en general estos métodos se fundamentan en analizar grandes rasgos de comportamiento. En general sirven para conocerse mejor, conocer a los demás y así ser capaces de establecer estrategias de relación y comunicación más eficaces.
 
No existen personalidades buenas o malas ni etiquetas definidas, sino sólo unos patrones de actuación. Y si trasladamos esta teoría al mundo de las Empresas, veremos que lo ideal sería la combinación de todos los perfiles en base a los puestos y también los determinados momentos que viven las Empresas.

¿Pueden ser útiles estas herramientas? No lo sé con certeza, conozco Organizaciones que las utilizan y pueden presumir de una adecuada gestión de sus equipos y también conozco muchas otras que no disponen de esos medios y lo hacen francamente bien. Y también conozco Organizaciones que lo hacen francamente mal.

Lo que me parece muy adecuado es que cada dirigente utilice todas aquellas herramientas que estén a su alcance y que les permitan ser más eficaces gestionando personas. Porque no olvidemos que ésta no es una asignatura que se enseñe en la universidad, ni se practica como becario. A dirigir, se aprende dirigiendo. Y los ensayos en probeta son peligrosos  porque en esta caso, el elemento que tenemos son las personas.

Los dirigentes deben hacer bien las cosas. Cada uno dentro de su estilo, de sus circunstancias, de la cultura empresarial de la que forme parte, del momento y de los objetivos que persigue su Organización. Y si esas herramientas son válidas,  adelante.

Pero el elemento esencial es la voluntad. Y el inmenso respeto por las personas que formen parte de un equipo.

Los cuatro grandes grupos pueden clasificarse así: El analítico o precavido; el social o relaciones públicas; el facilitador o idealista y el controlador o exigente.
 
¿Cuál es el empresario o dirigente perfecto?: El que combina (en mayor o menor medida) los 4 perfiles citados. Nada fácil ¿verdad?, pero no imposible. Porque algunos de los rasgos característicos de estos perfiles son contradictorios entre sí. Pero no hace falta alcanzar la perfección para ser un buen líder, aunque como he dicho antes, sí es imprescindible querer serlo.

El analítico busca la seguridad: argumenta y toma sus decisiones basadas en referencias, cálculos y argumentos pormenorizados. No se precipita en absoluto. Este perfil permite evitar errores, pero en ocasiones son lentos ante la toma de decisiones. Y ya sabemos todos cuál es la velocidad de crucero de nuestras Empresas hoy en día.
 
El social actúa de forma diferente Tiene muchas ideas y las quiere aplicar de inmediato, más guiado por su intuición (o la emoción) que por un análisis profundo de sus posibilidades. Le encanta conocer gente y se mueve como pez en el agua en sociedad, pero suele ser poco perseverante y no muy buen  planificador. Característica ésta necesaria  en el mundo empresarial.

El facilitador se encuentra en su medio a través de la ayuda a los demás. Se vuelca en las necesidades ajenas, a veces en exceso. Pierde la perspectiva objetiva de las situaciones porque sólo ve a las personas enfrentadas a sus dificultades.

El controlador es exigente. Está enfocado a resultados, es planificador, organizado y no se le escapa detalle. Suele conseguir sus objetivos, pero puede resultar frío y distante. Soluciona problemas, resuelve asuntos, plantea proyectos pero lo hace desde los números, los datos y los gráficos. ¿y las personas?: En último lugar.
 
Sé lo que estáis pensando. Todos conocemos alguno de estos perfiles, y la clave está en encontrar la persona que se adapte al puesto. Con algunas matizaciones, habrá perfiles profesionales que presenten algunas diferencias que son subsanables con programas formativos, pero no nos engañemos, no todas. Como dice la sabiduría popular:  “es más fácil contratar a una ardilla que enseñar a trepar a un pato”.
 
Por eso creo que hay que hacer un esfuerzo en reconocer, analizar y adaptarse a los diferentes perfiles, sean contrincantes, colaboradores o clientes. Y esa, entre otras, es una de las obligaciones de un gestor de personas. Como decía Machado “reconoce a tu complementario, que suele marchar contigo y ser tu contrario”.



Juan F. Bueno

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