Decía la maldición gitana “tengas pleitos y los ganes”. Hoy se nos fue para siempre un abogado de raza, un gran hombre y amigo. De profesión, abogado. De corazón, un hombre bueno. Le conocía desde hace más de treinta años (sí ya sé, eso suena a que me estoy haciendo mayor) y cumplía a la perfección el dicho gitano. Ganó muchos pleitos y también los perdió, claro, pero con un pundonor y un estilo de los que marcan el recuerdo.
Pedro era un tipo de poca estatura, luchador nato, con una fuerza y una garra que parecía imposible contenerse en aquel cuerpo. Pero la tenía, la derrochaba a raudales. Se crecía ante las injusticias y hasta parecía más alto cuando argumentaba con una firmeza a prueba de bombas, cualquiera de sus causas.
La maldita enfermedad que se lo ha llevado, le había marcado el rostro y su aspecto era todavía más enjuto. Las fuerzas a veces escaseaban, pero las recuperaba de algún sitio secreto, y haciendo acopio de ellas, hizo algunos de sus últimos juicios con la ilusión de un pasante.
En los últimos meses me asesoró en un tema que ya no pudo llevar él y con esa pasión que le caracterizaba me decía : “Juan vamos a ganar”. Pedro era un ganador y por lo mismo, un luchador.
Trabajaba con vocación y pasión. Creía en lo que hacía y representaba esos valores genuinos de persona íntegra que muchas veces he comentado en este blog. Esa actitud de tipo enérgico y combativo con todo lo que le interesaba es la que hoy echamos en falta en grandes dirigentes, empresarios y políticos. Era brioso y emprendedor porque sentía un gran amor por su profesión. De esas personas que engrandecían un oficio.
No quiero escribir una crónica triste porque Pedro no era así. No le gustaban los pusilánimes, creía en el esfuerzo y el sacrificio. Hace unos meses cuando salió del hospital de una revisión me dijo con humor “he suspendido, los médicos me han dejado para septiembre”.
Hoy durante su sepelio, los jóvenes abogados de su bufete bromeaban por la poca habilidad de Pedro con las nuevas tecnologías y los líos que se hacía para responder a los e-mail. Era un abogado de raza, de otra raza.
Con estas líneas sólo le quiero rendir un pequeño homenaje. Me dijo “Juan vamos a ganar”. Yo también lo creo y le escribiré desde este blog en breve para decírselo. Porque sé que Pedro en el cielo tiene conexión a internet.
Un abrazo, amigo
Juan F. Bueno
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