Eso es lo que representa Antxón Arza. Este pamplonica de aspecto afable y bonachón es un ejemplo de cómo una persona puede sobreponerse a las circunstancias más adversas.
Le encontré hace poco en un evento en Madrid donde daba una charla, después de casi tres años sin verle personalmente. Sentí una gran alegría. Tuve ocasión de conocerle hace unos años cuando organizamos un congreso de directivos en el que Antxon hacía la ponencia de cierre.
Antxón es un tipo optimista por naturaleza, que encandila a todos. Relataba sus múltiples aventuras de deportista aguerrido igual que cualquiera de nosotros cuenta el aperitivo del domingo en una cervecería. Esa sencillez y la serenidad que transmitía hizo que se metiera a todo el mundo en el bolsillo.
Antxón va en silla de ruedas desde que un fatídico accidente descendiendo el río Yuaraní en Venezuela le rompió en dos. Sus vértebras se rompieron, sí. Pero su cabeza se recompuso: “tengo mucha suerte porque la vida me ha dado una segunda oportunidad” es alguna de las frases que dice con frecuencia. Dicho y hecho. Seguramente no fue fácil ni rápido. Su vida cambió. Pero él siguió disfrutando del deporte y las aventuras. De una forma diferente, nada más.
La silla de ruedas no le impide dirigir su propia empresa, Urkan kayak, líder en la distribución de canoas y piraguas.
Hace año y medio más o menos quedamos mi mujer y yo para comer con un amigo, Sebastián Alvaro, un auténtico profesional con un corazón tan grande como las montañas que escala. Sebas no necesita muchas presentaciones pues creó y dirigió durante 3 décadas el programa de TVE, Al filo de lo imposible. Cuando nos sentamos a comer Sebas nos dijo con la expresión descompuesta que se iba a Pamplona a acompañar a su buen amigo Antxón, porque éste había sufrido la peor de las desgracias: perder a su hijo Adi de quince años, en un accidente. No pudimos dejar de hablar del tema durante toda la comida. Adi tenía nombre de montaña y era gemelo de Saioa.
Sé que Antxón y su familia recibieron multitud de condolencias, mensajes de apoyo, abrazos, momentos de compañía. Pasaron y siguen pasando su duelo, penando una ausencia que nunca podrán llenar.
El dolor por ese vacío será su compañero, sin duda, pero Antxón ha retomado su actividad con las conferencias, los ejercicios de team building, los outdoors, todas esas acciones con las que ayuda a los miembros de las Empresas a hacer frente a conceptos como los retos, la superación, la lucha, no dejarse vencer, hacer frente las adversidades…. Y lo sigue haciendo desde esa serenidad admirable, con una sonrisa en los labios, con un lenguaje sencillo de persona cercana, de talante amable. Tal vez su brillo en los ojos no es tan intenso, la pena lo atenúa, pero si alguien habla desde el conocimiento y la experiencia ése es Antxón.
Para mí tiene el enorme valor de hablar desde lo más profundo. No comparte teorías. Comparte sus vivencias, habla desde el dolor pero también desde esa enorme voluntad de seguir adelante. Para los suyos, para su familia, para sus amigos, para sus seguidores. Es un ejemplo de lo que cuenta, de esa necesaria coherencia que tenemos que ver en algunas personas para que puedan ser modelo, referencia.
Gracias Antxón por ser cómo eres.
Juan F. Bueno
La silla de ruedas es un elemento superfluo, porque tu cabeza y tu corazón te permiten volar….. y así besar a Adi cuando lo desees. Para gente como tú el cielo es un lugar muy cercano.
Hola Juan.
ResponderEliminarLa verdad es que cada vez que veo gente que se queja y se hunde por tonterías me acuerdo de casos como el de Antxón. Habría que tomar ejemplo de personas como él.
Un saludo
Antonio
Gracias, Antonio por tu sabio comentario. Efectivamente, de vez en cuando conviene mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de las cosas que tenemos y que nos pasan desapercibidas.
EliminarJuan Bueno